miércoles, 13 de enero de 2016

plagio di plagio

cuenta mí amigo que una vez se enamoró de una mujer, una más alta que él, de largo cabello negro con tintes plateados que caían clandestinamente, que enfatisaban sus ojos de color café, tan oscuros que se perdían en negrura; de labios delgados color crema, piel rosada con cientos de pecas y nariz que al menor frío se tintaba de rojo como la de un reno. me contaba que se había enamorado de su frente amplia y su cuello largo, de sus caderas y sus senos que ya habían reclamado su cordura desde hacía tantas noches. que amaba sus piernas que siempre estaban heladas y su amplio conocimiento de cualquier tema a tratar.

decía con los ojos iluminados de pasión que él daba la vida por aquella mujer, que no amó ni mucho menos amaría a nadie más de lo que ya la amaba...

un día, el pobre niño, le hizo una pregunta muy complicada:

-¿me amas?- le dijo con cierto temblor en la voz y sudor en las manos.

ella se giró y soltó una carcajada, se frotó las mangas del suéter, se acercó y le propinó un largo y apasionado beso.

-niño mío-  respondió la mujer -¿qué si te amo?... por supuesto, te amo. pero esa no es la pregunta que quieres hacer, eso es muy vago.

"te amo, sí, ¿más que a ningún otro?... no, no te amo más que a nadie y espero que tú nunca me ames de esa forma.

me dijo mi amigo que ese día se murió de amor, hace unos dias lo vi respirando el perfume de una niña de su edad.