domingo, 31 de marzo de 2013

Dormido en el limbo

VIII.- Estanques, cuarto y voces

Subimos por la larga escalinata de piedra. Un tanto húmeda y por primera vez desde que llegué a aquel desolado lugar sentí frío, en aquella porción de la torre, donde estaba la escalinata hacía mucho frío, estaba construida todas las paredes y el techo de roca gris, las escaleras eran de la misma madera que eran el piso y las mesas de la taberna, mientras subíamos el crujir de las tablas se apoderaba del entorno.

Al terminar las escaleras nos encontramos en lo que parecía una enorme caverna muy grande a comparación de la taberna.

-wo, Diana ¿donde estamos?-

-¡ah! En los baños de la torre, a que os queréis tirar una ducha- contesto la rara chica.

Al decir esto me percaté que en la caverna había por lo menos 6 estanques y en 3 de estos desembocaba una caída de agua como si  fueran pequeñas cascadas. La caverna estaba alumbrada por unas cuantas antorchas que despedían una peculiar luz azul que hacía un gran contraste con la piedra morada de las paredes. Al fondo se alzaban lo que parecían otras escaleras que seguramente llevaban al siguiente piso. Era el lugar más bello que había visto en aquel extraño mundo.

-oye ¿que haces?- le pregunté a Diana cuando esta se disponía a retirase su túnica.

-¿que más? pos me voy a dar un chapuzón. ¿qué, vos no os lo daráis?-

-no, bueno no ahora- Diana me miro extrañada, re acomodó su túnica y me dirigió a las escaleras.

-Venga, entonces vamos arriba- me comentó un tanto molesta

subimos el otro tramo de escaleras, igual de frío y oscuro que el primero.

Al terminar las escaleras nos encontramos en un pasillo, parecido al pasillo de un hostal, iluminado con velas y un par de las peculiares anchas azules. "¿Que demonios era aquella torre?" me detuve de tajo, admirando un cuadro que se encontranba en la pared, era un bello cuadro, en el cual se encontraba retratada la gran torre y muchas sombras aglomeradas al pié de la imponente construcción.

Diana se detuvo frente a una de las puertas, usando sus grandes zarpas que ya casi habían retomado la forma de sus delicadas manos pálidas, retiró un collar que tenía enredado en su cuello y me lo dio. El collar tenía una pequeña llave de plata.

-Abre, aún no las manejo, pero ya están retomando su forma natural- me dijo Diana mientras me regalaba una sonrisa de esas que intimidad pero fascinaban y me tendía la llave.

Tomé la perilla de la puerta. La puerta estaba hecha del mismo material de las grandes puertas de la taberna y tenía un número 18 en la parte superior.

Introduje la llave en la cerradura y con un sentimiento de incertidumbre que me llenaba de pies a cabeza giré el picaporte oxidado que parecía de cobre.

Cuando la puerta se encontró abierta el sentimiento de profunda incertidumbre que contenía, fue sustituido por una euforia y felicidad tremenda. Era una recámara, una maldita recámara en medio de ese extraño mundo. No se parecía a la recámara de algún rey, pero era algo, debo admitir, más de lo que podía  esperar o pedir. Dentro de la recámara habían 2 camas individuales, una curiosa mesita entre las camas y una especie de ropero; sobre una de las camas se encontraba doblada una túnica color kaki oscuro y sobre la otra unos pantalones de mezclilla y una camisa de color verde oscuro (coño, donde está la ropa interior); sobre la mesita, que también estaba hecha de la peculiar madera, había una jarra de agua, una botella de un whisky cuya marca era extraña y un par de vasos de cristal; me aproximé al ropero y traté de abrirlo, fueron en vano mis intentos, no pude abrir el ropero pero era suficiente con todo lo demás.

-tío, podéis dormiros, yo me daré un baño ¿vale?- la chica miro la túnica, la tomo y dijo -vaya, bones no se liao para na- se dispuso a retirarse

-claro ¿y mientras yo que hago?-

-pos yo que sé, haced lo que os venga en gana, sí gustas podéis venir a daros un chapuzón, que bien os hace falta- dijo mientras se retiraba al piso de abajo.

Me recosté y me llegó esa sensación de libertad y tranquilidad que en ocasiones muy raras te dan, todo estaba tranquilo, todo estaba en paz aunque no sabía por que estaba ahí.

-¿cómodo?- preguntó una voz terriblemente familiar, miraba al techo de piedra y no bajé la mirada al instante, era imposible, hacía muchísimo tiempo que no me pasaba eso... Y peor aún, nunca había captado esa voz tan clara, tan real.

-claro que está cómodo, hasta tú lo estarías- dijo una segunda voz que me aterró igual o más que la otra.

-oye ¿que putas hace una cama en medio de una "dimensión" (o lo que dientes sea) como está?- dijo una tercera voz.

Eso no era posible, era improbable encontrarse con algo así, ahí... O no?

Al bajar la mirada me encontré con 3 figuras perfectamente nítidas, una llevaba una chamarra de mezclilla, una playera negra, unos pantalones de mezclilla con un color más claro que el de la chamarra y un par de botas; la segunda figura, llevaba una camisa de color vino, unos pantalones negros de vestir y unos zapatos muy elegantes; la tercera, llevaba una playera roja, unos pantalones de mezclilla de color negro y un par de tenis que parecían hechos de foamy.

-esto no puede estar pasando, no mamen-dije para mí en voz alta

-oh sí, sí está pasando- me contesto el sujeto de la chamarra de mezclilla en cierta burla.

Todos eran yo, sólo que ahora no escuchaba un montón de voces debatiendo en mi mente, ahora todas y cada una de mis personalidades estaban frente a mí, sonriendo y escupiendo estupideces a más no poder, todos mis álter egos estaban ahí, yahir un yo con el cabello casi a rapa, solorio un yo que parecía que no conocía ni las tijeras de caballo ni los rastrillos y cazares un yo que tenía el cabello decente, como a mi abuelita le gustaba.


y así, queridos lectores, si hoy tuvieron un mal día, no se preocupen,
mañana pueden tener uno peor.
MIGUEL YAHIR CÁZARES SOLORIO
MYCS

jueves, 28 de marzo de 2013

Thalmarya

los faroles destellaban la poca de luz que podían, aquel día había sido increíble, de cabo a rabo, ni un regaño, ni un disgusto, ni nada por el estilo, todo estaba en calma... bueno, exageraría si dijera que todo estaba en calma, sabía que no era así, un par de cabos sueltos, no digo que me atormentaran, pero me mantenían un tanto inquieto.

la calle estaba oscura, no eran suficiente luz la que emitían las farolas, un gélido viento recorría la calle, sucia y deshabitada. caminaba entre unas largas hileras de casas, a la derecha y a la izquierda, eran casas un tanto feas, algunas deshabitadas y dañadas por el tiempo. tenía cierto temor, digo, en cualquier momento podría salir un violador y destrozarme... ya saben, eso. o peor aún, aparecer un gigantesco monstruo de 4 metros de altura y aspecto repugnante que me comería... bueno, creo que eso sería mejor que ser violado.

una ráfaga de aire dio un par de vueltas en derredor mío, levanto una nube de polvo y tras un momento la nube de polvo comenzó a condensarse a mí lado izquierdo, la nube comenzó a tomar una rara forma, cambió hasta transformarse en un gaseoso can negro, que pasó a convertirse en un can negro solido.

-qué frío ¿no?- me dijo aquella sombra nocturna en forma de perro

-pues yo no tengo- le contesté mientras seguíamos nuestro camino, el can soltó un par de carcajadas.

-eso ya lo sabemos todos pero ¿qué tal el frío?- dijo mientras mostraba sus blancos y contrastantes dientes en intento de formar una sonrisa.

-desgraciado- le contesté, como no vi venir ese albur, admito que articule una sonrisa y casi rompo en carcajadas, pero no lo hice -donde te habías metido, tenia un rato que no te veía-

-no seas exagerado, antier platicamos- me contestó el can

-sí, pero, ya sabes, los extraño-

-a mí empieza a preocuparme Thalmy, no se había ido por tanto tiempo desde... bueno ya sabes. siento que eso empezó a jodernos- me dijo el can, rozo su pelaje en mi pierna y yo rocé su lomo con las yemas de mis dedos sintiendo su cálido cuerpo y su sedoso pelaje.

-sí, esa ocasión fue culpa mía, yo la corrí, fui bastante idiota, ahora, no se por qué se fue- le comente a sombra.

-tal vez necesitaba irse-

-irse? osea, se va en los peores pinches momentos y nomas no regresa-

un ligero sonido se escucho a nuestras espaldas, sombra se giro velozmente. y arremetió contra la fiera figura inapreciable, mordidas, zarpazos, empujones y golpes volaron por doquier, un golpe me alcanzo y me arrojó hacia atrás, al caer me clavé una pequeña roca en la palma izquierda, sombra cayó abatido del otro lado de la calle "¡SOMBRA!" grité a todo pulmón, cuando volteé a mirar a nuestro atacante solté un suspiro de alivio. una gigantesca figura se acercaba a mi y al llegar, lamió mí cara y froto su hocico con mi mejilla.

-par de tontos, no podeís estar siempre a la defensiva y atacar si piensan que algo puede ir mal, primero analicéis y si véis que perderán, no peleen- me dijo la suave voz perteneciente a la gigantesca loba.

se acerco a sombra y lamió sus heridas, como pudo lo ayudó a levantarse y a venir conmigo.

-¿donde estabas?- le cuestioné a thalmarya con cierto enojo -me tenias preocupado, no sabía si te había pasado algo- la loba me miró y con un pasivo tono aplacó mis temores.

-Cachorro, soy sólo un producto de vuestra imaginación, no me pasará ná- me impactaron las palabras tan directas y frías pero ciertas de la fenrrir.

-Pero, te necesitaba, estaba tan...-

-no me necesitabais, cachorro, de lo contrario me habríais tenió aquí y lo sabemos-

-pero...-

-ella tiene razón- comentó el perro una vez que se repuso -aunque, el también la tiene, Thalmy-

-no es muy importante saber quien tiene la razón, no ahora- le comento Thalmarya a Sombra, y acercandose a mi, me tomo por el brazo con su fuerte hocico, tiro de mi y una vez de píe me dijo -¿qué? ¿os pensabais quedar aquí? eso no es muy vival-

-¿cuanto te quedaras?-

-cachorro, hace a penas un par de meses me habéis dicho que no precisabais de mi-

-sí, y termine bien pinshis mierdas-le conteste mientras me retiraba la piedra de mi mano, su pegajosa lengua lamió la herida, dejando mi mano como si la hubiera metido en  un bote de baba.

-ya sabes- intervino sombra -no soy el mejor para ayudarlo, no como tú-

-tranquilos, bombones, que esta vez no me iré, bueno, no me iré si no me corren-

continuamos por el oscuro camino, thalmy, sombra y yo... que se atreviera un monstruo a intentar comerme, sería entretenido de ver



y así, queridos lectores, si hoy tuvieron un mal día, no se preocupen,
mañana pueden tener uno peor.
MIGUEL YAHIR CÁZARES SOLORIO
MYCS



lunes, 25 de marzo de 2013

Errores, dolores y otras perversiónes

A k.

La gente decide muchas cosas, subir, bajar, pelear, golpear, en fin. tantísimas decisiones que un/a "TONT@" puede optar por tomar. Y a la mayoría de las personas les encanta decir: fue una mala o buena decisión. Les encanta Juzgar tus actos, clasificarlos y calificarlos.

Y sólo tú puedes entender porque hiciste una u otra cosa, a nadie más le interesa, nj tiene porque interesarle.
Estás en todo tú "fuking" derecho a errar, a tropezar una y otra vez, sin la importancia de como le afecte a los demás, pero no, todos decidimos hacer caso a lo que la gente juzga y opina... Y así nace lo que llamamos arrepentimiento y se erige la militarización.

Sólo debemos ponernos a pensar que siempre cometeremos errores, ni feos, ni bonitos... Errores, que simplemente tenemos que admitir y afrontar. Aceptar la consecuencia de nuestras acciones y sí estás se tornan a errores, aceptarlos y sj hay la posibilidad, enmendarlos.


y así, queridos lectores, si hoy tuvieron un mal día, no se preocupen,
mañana pueden tener uno peor.
MIGUEL YAHIR CÁZARES SOLORIO
MYCS

domingo, 24 de marzo de 2013

Dormido en el limbo

VII.- curioso, curioso

El esqueleto me dio el vaso de agua, cuando la probé un mundo de sensaciones se presentaron en mi boca, la helada sensación del líquido danzando de mi boca a mi faringe y luego cayendo cual cascada por mi esófago, aplacando mi sed. Pareciera  que no había probado gota de agua en mi vida, lo tomé de tajo, rápidamente, pero a mi me pareció tan lento, como sí hubiera bebido un río entero.

-¡Wow! Man, You was so thirsty- me dijo el saco de huesos al verme beber tan desesperadamente el vaso de agua.

-¿me das otro?- le solicité al flaco cantinero (y flaco es decir poco) cuando recuperé el aliento.

-sure- me dijo mientras tomaba mí vaso. Seguido, el esqueleto centró su atención en diana y continuó conversando con ella, una vez que me dió el vaso.

-well, what's brings you here?- nos dijo el esqueleto a ambos, o al menos eso pareció.

Diana continuó la platica, yo no comprendía un carajo, pero era gracioso oír el acento iberico de Diana y encima hablando inglés.

Mientras los 2 hablaban he de aceptar que me sentí celoso, había tenido la atención de Diana desde que me la topé y ahora comenzaba a sentirme desplazado. Me enfoqué en inspeccionar el entorno.

Estábamos en una especie de bar, era muy amplio, había 3 barras y cerca de 10 mesas con sus respectivas sillas, todas las mesas y las otras barras estaban ocupadas por sombras (no tenía idea de que haría alguien gaseoso en una cantina, pero ya nada me sorprendía). En las barras se observaban un monton de botellas, vasos, tarros y otros recipientes. Los olores no se perdían, aún captaba con mucha nitidez las deliciosas esencias Y comencé a alejarme de la barra.

-tío ¿a donde vais?- me dijo Diana al tiempo que se levantaba de la silla.

-voy a dar un vistazo- le contesté, ella hizo una mueca de inseguridad, se separó de la barra dispuesta a ir conmigo.

-leave him, he wont get lost, well, i think so- le dijo el cantinero a Diana.

Ella me miró, asintió y me dedicó una sonrisa, acto seguido se volvió a sentar frente a la barra.

Continué con mi inspección a aquella gran cantina, eché un vistazo a cada barra, en una había otro esqueleto, este hablaba... No tenía idea si era chino o japonés... O cualquier idioma oriental. Y en la última barra una calaca que hablaba algo así como francés.

En el lugar los únicos corporeos (que era el término que usaba Diana para definirnos a nosotros) éramos Diana y yo, y bueno, también los cantineros, sí ellos se podían considerar como corporeos.

El piso estaba hecho de madera, me parecía que era madera de los árboles no-flamables que estaban en los ríos de lava. La estructura era tanto de piedra negra, comí la de los pisos, como de una piedra morada, como la que había en la parte externa de la torre.

Era tan extraño estar ahí, sólo nosotros, los cantineros y las sombras, me senté en la barra donde estaba el esqueleto francés y traté de probar mi hipótesis.

-Oye ¿me das una copa de vino?- le pregunté, el esqueleto, quién portaban un traje color marrón. Este no me contestó, le repetí mi petición.  balbuceó algo que no entendí, algo así como "yene compran pan" y siguió con sus ocupaciones. Bien, sólo me entendía el saco de huesos anglosajón, eso era algo frustrante ¿como me entendía? Preferí no darle vueltas al asunto, me limité a descansar mi cabeza y brazos sobre la barra y esperar a que Diana me llamara.

Caí dormido unos segundos, aunque bien pudo ser un largo tiempo, escuchaba gritos de personas y el sonido de autos policíacos  volví a sentir ese duro golpe en la cara y desperté. Me incorporé y traté de analizar mi "sueño", el sonido de las sirenas, los gritos... Ese dolor penetrante que llegaba a mí cara, era tan raro.

Analizaba las cosas para saber que era lo que seguía. Dejé mi análisis cuando canté una intensa sensación, un dedo bajando delicadamente por cada una de mis vertebras, produciendo una sensación, no de cosquillas, más bien de placer inimaginable, la cual hizo que me arqueara y retorciera como nunca.

-bonjour, monsieur- me dijo al oído una voz, tan bella, fascinante, tan sensual que hizo estremecer cada uno de mis átomos.

Se sentó junto a mí, era una mujer increiblemente despampanante, esbelta, con un cuerpo impresionante, su largo y lacio cabello le tapaba casi toda la cara, pero la porción que se le lograba ver era tan fina, tan delicada. portaba un elegante y sexy vestido negro, bastante corto, unos guantes morados de seda, una gargantilla de oro y unos tacones del color mismo de sus guantes.

aquel vestido la hacía lucir increíble, resaltaba todos y cada uno de los atributos, me dejo sin habla, sin tener una jodida idea de como reaccionar y solo me limité a decir.

-Pe... pe... perdón, no entendí- le dije a la hermosa mujer, esta apartó su cabello de la cara, o al menos una porción. logré ver como sus carnosos y rojos labios formaban una picara sonrisa, y su ojo derecho, de color rojo, me observaba.

-cierto, olvidaba ese detalle y ¿qué piensas?- me preguntó la mujer, acto seguido dijo algo en el idima del cantinero, este inmediatamente trajo un par de copas, ella tomo una y me señaló la otra.

-no, gracias- le dije timidamente.

-si la quieres, pero temes que algo pase, fuiste valiente para llegar aquí... aunque también muy cobarde, hazlo, tómala-

¿a qué se refería aquella mujer? y pero aun ¿quien era? ¿que hacía ahí? escalofríos aremetieron contra mí, era algo escabroso.

-¡Miguel!- Gritó Diana desde el otro extremo de la barra -vamos, quiero dormir otra vez- dijo mientras agitaba sus zarpas, que comenzaban a tomar forma de manos humanas de nuevo. la mujer seguía ahí, pero al parecer, Diana no se percató de ella.

-medítalo e igual luego conversemos de nuevo- me dijo la  mujer, alzó la copa y le dio un sorbo.

corrí a encontrarme con diana, la mujer se quedo junto a la barra, y al llegar con Diana. no quise voltear para investigar si la mujer seguía ahí.

-¿ahora a donde vamos?- cuestioné a Diana

-al segundo piso- me contestó...



y así, queridos lectores, si hoy tuvieron un mal día, no se preocupen,
mañana pueden tener uno peor.
MIGUEL YAHIR CÁZARES SOLORIO
MYCS

sábado, 23 de marzo de 2013

Ya dentro del apartamento, Damián le lloró todo a Antonio, Antonio, quien conservaba su toalla y nada más, optó por sentarse junto a el y tratar de darle ánimos.

-Cabrón, ponte aunque sea la ropa interior- le pidió Damián.

-neee, así me siento libre- dijo Antonio, se levantó y corrió a por un par de cervezas. El resto del tiempo, Damián lo usó para quejarse y llorar a esa chica, y Antonio, sólo le daba ánimos y respondía preguntas que según Damián, no tenían respuesta. Ya muy ebrio, Damián se le acerco a Antonio, le beso la mejillas y le pidió.

-Tú eres bien... Bien acá... Pu's así, ayúdame, ayúdame a ... Ayudame a no equivocarme con las chavas nunca.... Nunca más, haz... Un pinshi manual-

Antonio se sorprendió, tanto por todo lo que había pasado ese día, nunca había visto a Damián ponerse ebrio (quién era muy gracioso bajo la influencia de la cebada fermentada), y sobre todo, nunca lo había visto tan vulnerable en sus 2 años de convivencia.

A Antonio le dió un extraño sentimiento, miro detenidamente al somnoliento Damián y le dejó el espacio en el sillón, para que descansara.

-Sí, no te apures, te lo escribiré- le dijo a Damián

(...)
Habían pasado 2 largos meses de aquel triste acontecimiento, Damián había logrado mucho, parecía feliz pero no muchos podían afirmarlo, sólo Diana y Antonio podían negar aquel estado, aquel tétrico y doloroso sentimiento

Pero sobrevivía, resistía, pese a todo.

Ese día Damián quería regresar temprano al departamento,  era el día en que Antonio partía a Cuernavaca, con su familia. Damián se apresuró lo más que pudo, subió las sucias escaleras, pasó por el oscuro pasillo, abrió la vieja puerta de madera y al entrar se topo con algo, las cosas de Antonio ya no estaban, Damián buscó por todo el departamento, ni un calcetin. Todo lo que le pertenecía a Antonio, ya no estaba ahí. Al sentarse en el sillón, Damián,  se percató de una libreta que yacía ahí.

Era una libreta muy elegante, de pasta dura, con un forro de cuero verde muy suave al tacto, era un tanto más grande que las libreta profesionales, sus hojas de raya, con márgenes que parecían grecas de color rojizo. Damián la ojeo y dentro en ella encontró una nota:

"weeeee, ya sabes que a mi no se me dan las despedidas, más que nada, por que te extrañaré a madres, pero en fin, no es un adiós, es un ahí te las veo, jajaja. Se que serás un renombrado cuentista, y mientras tanto, te regalo está libreta, aquí viene el manual de como aprender a dejar de equivocarse con las mujeres, y también mucho espacio para que te explayes, en fin, ya sabes, sí vas a cuerna, buscarme" está nota concluía con un "atte, tú maestro de matemáticas"

Damián solo sintió tristes, extrañaría mucho a Antonio, pero no era un adiós, más que nada un hasta pronto. Acto seguido giró la hoja y se encontró con una portada que tenía en letras grandes un largo título: "qué hacer para dejar de equivocarse con las mujeres?" tenía varios intentos de dibujos, eran raros, más que nada, trasos locos sin sentido y al girar la hoja, Damián sólo río.

-Pinche toño- dijo con cierta ironía.

"Qué hacer para dejar de equivocarse con las mujeres?
...
....
.....
......
Equivocarse mucho"


Damián cerró la libreta, sonrió, y se puso a escuchar música, total, mañana todo irá mejor.
Fin o algo así...



y así, queridos lectores, si hoy tuvieron un mal día, no se preocupen,
mañana pueden tener uno peor.
MIGUEL YAHIR CÁZARES SOLORIO
MYCS


jueves, 21 de marzo de 2013

Damián estuvo tirado 15 minutos junto a su puerta, pensando en lo que le acababa de pasar, solo un segundo le basto para romper en llanto, era un llanto de dolor, su llanto emanaba tristeza  emanaba un aura de impotencia. y tras un par de minutos, en la posición en la que estaba, sentado, con la cara oculta entre sus piernas, se perdió, en sus sueños, en sus imágenes falsas, creadas solo para su propio consuelo, en sus pesadillas, en su delirio, queriendo soñarla, solo... una vez mas, solo una vez mas saber que ella lo quería, y que el también... en su mente una cruda imagen apareció, yuri, en  los brazos de otro, alguien mejor que el, alguien mas apuesto, mas fuerte, mas inteligente "es tan corto el amor y tan largo el olvido"

A Damián lo despertó un puntapié en la espalda baja, tres veces arremetieron contra el

-Cártez, Cártez, wey, ¿estas bien?- escucho Damián provenir de una vos, un tanto irregular, limpia, muy gruesa para ser aguda, pero muy chillante para ser grave.

Damián regresó al plano físico con un par de quejidos, producidos por los golpes recibidos, comenzó a despabilarse poco a poco y al levantar la mirada una chica estaba frente a el.

-Diana, déjame en pinche paz ¿quieres?- le dijo Damián en un tono cortante y seco, casi grosero.

-¿que traes pendejo?- le respondió Diana con tono indignado, la chica miró la perilla del departamento de Damián, la chica sonrió, meneo la cabeza y cerro los ojos, se giró y abrió la puerta del frente, el departamento 16.-vamos nene, levántate, quieres un café... o prefieres una copa de buen whisky, bueno, tequila, digo, no tengo para tanto- completo y le regaló una sonrisa al deprimido pre-escritor.

este se levantó y entro al piso de la chica, Diana, su vecina, una joven de tez morena, cual chocolate de ;leche, portadora de un largo cabello extremadamente crespo, con unos rayos grises; un tanto delgada; sus cafés ojos espulgaban a Damián de cabo a rabo; la linda chica, estudiante de psicología.

un rato después de que entraran al apartamento de la chica, en el cual vivían ella y su madre (aunque su madre trabajaba todo el día y era rara la vez que Damián cruzaba palabras con ella), ya, Damián con una tasa de café y Diana con un caballito de tequila, comenzaron a charlar.

-vaya, vaya, vaya... vaya ty que chingue a su madre, pinche vieja pu...-

-Diana, por favor, no digas eso, si ni yo lo digo-le reprochó Damian a Diana.

-es que te lo juro, eso es tan poco honorable-

-ya, que mas da?-

-"¿Qué mas da?"? ¿neta? ya te miraste en un espejo, estas deshecho, en fin, te terapearía, pero eso no es ético-

-¿de cuando acá sigues la ética?-

-desde el último idiota con el qué lo hice-

-no mames- Damián, la miró, tomo un sorbo de café y soltó un puñado de carcajadas.

ambos continuaron su platica, Damián se encontraba muy triste, Diana lo sabía perfectamente. pero ella solo se dedicó a escucharlo, a tenderle su mano.

un buen rato después, se escucho el crujir de una puerta en el pasillo y un paquete de pasos, era hora de irse, era hora de ir a descansar. Damián se despidió de Diana, y al salir se topó con Antonio.

-¿Qué, linda, quieres unos tarros de azúcar?- le dijo Antonio, quien solo portaba una toalla verde que le cubría por debajo de la cintura

-Que pendejo eres- le contestó Diana -tranquilo "Rulfo", nada puede ir tan mal- le dijo a Damián, se despidió y cerro la puerta del apartamento 16.

Antonio miro a Damián y viceversa, Antonio tomó una pose victoriosa y Damián solo rió y meneo la cabeza, ambos entraron a su apartamento.


y así, queridos lectores, si hoy tuvieron un mal día, no se preocupen,
mañana pueden tener uno peor.
MIGUEL YAHIR CÁZARES SOLORIO
MYCS




miércoles, 20 de marzo de 2013

Dicen del amor 3... Un amor combustible

Dicen del amor tantas cosas.

Dicen que es cual carbón, para la poesía.
En ese caso el, desamor, sería turbosina

Es irónico lo que provoca,
Sus tristes, lamentos distantes
Un joven momento, que me sofoca
Un par de besos que te llevaste.

Solía tirarme placido, recostarme en tus piernas
Olvidar lo que debía ser olvidado, terminar, sabía
Yo, yo lo tenía entendido, esperaba tormentas
Y así, quedé despedido, del trabajo que dolía

Y así, despacio, soy olvidado
Enterrado entre arpegios y notas
Así, poco a poco, soy ignorado
Así, poco a poco me matas

martes, 19 de marzo de 2013

Dormido en el limbo

IV.- sueños

al reincorporarme (con un terrible dolor en la cara por el putazote que me acababa de poner) rápidamente empece a buscar a la chica, me preocupé tanto por ella como por mí mismo, me aterraba que le hubiera pasado algo. la encontré cuando caminaba hacía mí, ella también se veía aterrada, al mirarla mejor (ya pasado el miedo) me percate que tenía algo en las manos... a la madre, esas eran sus manos.

por manos la chica tenia unas grandes zarpas sus manos eran, por lo general, muy pequeñas, del tamaño de las de na miga, chiquititas, chiquititas; ahora eran unas zarpas del tamaño de mi mano, de sus garras goteaba sangre... ah! eso me había provocado el intenso dolor.. pero también me habían salvado.

sentía como mi espalda se llenaba de sangre, sentía el ardor en la espalda, era casi insoportable, pero sabía que no eran heridas profundas. me apoye en mi pié derecho y me levanté. al levantarme la chica corrió hacia mí y me abrazo fuertemente (clavándome un poco sus garras... de nuevo). me retorcí, un poco por sus garras, un poco por lo fuerte que me apretó.

-¿estáis bien?- me dijo con un tono de preocupación al momento que sus lagrimas empezaban a brotar -¿que os ha pasáo? estuvisteis a punto de caer- me soltó un fuerte golpe, mas bien un zarpazo y luego me volvió a abrazar.

esa chica era rara, me trataba como sí fuera su hijo, pero al mismo tiempo como sí fuera su amado, me asustaba, me confundía. después de un largo, doloroso, pero cálido abrazo (que yo disfruté con mi cara de zombie), me dejé caer sobre la piedra negra (...) Aún me dolía la cara y los hombros pero ya había disminuido demasiado y la sangre ya empezaba a secarse. mí ropa estaba rasgada y sucia, pero todo estaba bien.

-¿no deberíamos seguir el camino?-

-ja! lo dice el tío que casi es calcináo por un paso en falso-

-ya, pise mal, eso es todo, no me volverá a pa...-

-tío, no sabemos si estamos muertos, o vivos, o que coño estamos, joder, ni siquiera sé quien coño soy, no podemos arriesgarnos de esta manera- me gritó la chica furiosamente.

Entendí su preocupación y no le reproché, nos tendimos en la dura piedra negra y converzamos un rato. Me comentó sobre las pesadillas y de un cercano encuentro que tuvo con una, hacía no mucho tiempo. Me conto de la torre y de las sombras. Yo le conté y completé un Poco mas lo que ya sabía de mí.

-oye ¿entonces no sabes cual es tu nombre?- dije muy sorprendido -necesitamos establecerte un nombre...   Nidalee ¿que te parece?- la chica me miró con extrañesa

-¿Por qué nidale?... No, ese no me gusta, recuerdo algo, siempre me gustó el nombre de diana- vaciló un momento y antes de poder devatir con ella, siguió su frase -sí, me llamaré diana- concluyó cuando una amenazadora sonrisa, donde mostro todos sus colmillos, se dibujó en su rostro.

-ok, un gusto, diana, soy miguel- dije esbosando una sonrisa y tendiendole una dd mis manos.

-un gusto, miguel, os saludaría pero terminariais sin manos- contesto, al tiempo que mostraba su zarpa.

-tengo una idea- dije -duerme y yo te cuidare, así las pesadillas no nos podrán atacar-

Ella aceptó y se tendio en el piso, apollando su cabeza sobre mis piernas (no senti cosquillas ni amenasa, lo cual me super extrañó) y se desvaneció, era muy linda,  al verla de mas a detalle me encontré con un lunar en lq parte inferior de su ojo izquierdo, muy lindo, y pase el resto del tiempo pensando en donde estabamos y quién podría ser diana (...)

Al cabo de un largo rato (no estoy seguro de cuanto) dejé de sentir mis piernas, pero no me moví, estaba a gusto (pese a empezar a creer que deberían amputar mis piernas). Diana comenzó a moverse y desperto un tiempo despues de que mis piernas perdieran toda circulació. Se levantó con una sonrisa y me abrazó.

-bueno, vuestro turno-

Se sentó y me indicó que me recostara en sus piernas.

-yo si te las voy a deshacer- le dije, pero ella insistió y terminó haciendo que me acurrucara y recargara mi cabeza en sus piernas, tras un momento me desvanecì.

"al despertar me encontraba en mí casa, todo estaba normal, mi bajo y mi guitarra colgados, mi mama entró en mi habitacion y me dijo con cierto enojo.

-enano ¿que no piensas ir a la escuela?-

Mis ojos se iluminaron al verla, todo había sido un puto mal sueño, corrí a darle un abrazo a mí hermosa madre, le besé la mejilla

-¿Qué habrás soñado?- me dijo mi madre sonriendome

Vi a mi hermana en la otra habitación y me tentaba ir, estrujarla y despertarla a besos y abrazos, pero me limité a darle un beso en la frente. Y cuando vi a mi papa lo abrace y me quedé acurrucado con el 5 minutos hasta que me mando a la facultad.

El camino a la facultad era de casí una hora y media, la mayoría del tiempo lo aproveche para plasmar en una libreta muy peculiar mi vivencia en aquel sueño. A mitad de mi travesía, empecé a cabecear y caí dormido.

Escuche el ruido de sirenas y alguíen que comentaba:

-YSAI CXSASJI LLRESAGEANMOYPS-"

Tiré un bosteso, sonreí, me estiré y abrí los ojos... me tope con el paraje de mi sueño, un dolor sofocante se apoderó de mi pecho, empezó a arder mi espalda y a dolerme la cara

-¡¡Noooo!!- grite -así no debe ser, ya había regresado- me movía en todas direcciones, estaba desesperado, aterrado, triste y lloraba. Tome una roca y comencé a arremeter contra mi molida cara. ¡¡DEBO DESPERTAR!!.

Diana se abalanzo sobre mí, dimos a parar en el suelo (otra vez) y ella logró contener mís manos, yo me encontraba fuera de mí y trataba de empujarla, ella poso su cabeza en mi pecho y comenzo a repetirme "todo estará bien", "estoy aquí", "tranquilo". Mí pulzo empezó a bajar y comencé a tranquilizarme. Le conté a diana que había soñado y comprendió por qué me puse así.

-Ya quedo claro que esta es la realidad- dije desanimado -¿que mas da?-

-tío, que deveriamos retomar camino ¿podéis hacerlo?-

Asentí y nos dirijimos al puente, una vez mas.

y así, queridos lectores, si hoy tuvieron un mal día, no se preocupen,
mañana pueden tener uno peor.

MIGUEL YAHIR CÁZARES SOLORIO
MYCS

Dormido en el limbo

I. La niña de la capucha negra

Cuando logré abrir mis ojos, sentí de pronto como todo el dolor se apoderaba abruptamente de mi cuerpo, mis piernas me atormentaban y mis manos parecían destrozadas, sentía la parte izquierda de mi cara hinchada y adolorida. Con gran sufrimiento logre incorporarme (en serio sentía un profundo dolor) y al incorporarme mi respiración, se cortó de tajo, todo lo que me rodeaba me llenaba de profundo temor.

Me encontraba en un paraje que nunca antes había visto... O imaginado. Una rara piedra negra se hallaba bajo mis pies. grandes ríos de lava recorrían algunos puntos de aquel lugar. se lograron ver unos inmensos troncos de lo que parecían árboles, eran gigantescos y de un color gris tenue, casi blanco, pero muy diferentes a los arboles que había visto antes. un cielo negro era lo que se lograba observar al dirigir la vista hacia arriba. pero en ese cielo negro se encontraba una gran esfera de fuego, pese a su gran tamaño no lograba alumbrar mucho, pues solo lograba ver en un radio de 7 u 8 metros, puede que haya sido el polvo que me rodea, o en realidad no había mucha luz. Lograba ver y saber donde se encontraban los "ríos" de lava por la luz que manaban. Tras un rato de mirar aquel paisaje lúgubre, me percaté de que mi dolor ya no era tan exagerado. Y me concentré en mi aspecto.
Era terrible, cuando bajé la mirada logre ver mis pantalones de mezclilla rotos y ensangrentados en las rodillas. Las palmas de mis manos estaban raspadas y mi camisa desgarrada. Solo llevaba un zapato, traté de buscar en los alrededores pero no encontré el otro. al pasar mi mano por la porción adolorida de mí cara arrastré algo de sangre. No tenía idea de que pasaba o de donde me encontraba, pero si iba junto a uno de los ríos de lava podría tener mayor visibilidad (era algo ¿no?).

Me dirigí a uno de los más cercanos, estaba a escasos 10 metros de mí primera posición . Y como lo anticipe, mi visibilidad mejoró bastante pero, no sabía que era lo que tenía que hacer ahora. Me tiré junto a aquel río de lava y me desvanecí al instante, estaba muy cansado y adolorido como para hacer alguna otra jugada.

-Oye, flojo- escuché al tiempo que sentía unos golpes en la espalda -despertaos-
Me giré rápidamente y tome una piedra cercana (¿De donde la saque? no tengo idea), la levanté en intención de atacar a la figura desconocida. Pero levantarme mi pierna izquierda se venció haciéndome caer de nuevo.

- tío, tranquilo, os vais a lastimar- dijo la figura que era difusa para mis ojos. Su voz tenía un acento ibérico, además, era demasiado dulce, como la de una mujer.

Sentí un dolor tremendo en la pierna, como si me la hubiera facturado. Ella (o eso esperaba que fuera) se acercó a mí. Más tranquilo, aunque desconfiado, logre ver como se acaba aquella figura. Usaba una túnica negra con una capucha, no lo logré ver su cara, pero era bastante esbelta y de estatura media. Entre las mangas de la túnica aparecieron dos manos pequeñas, con un tono bastante pálido, tomaron mi pierna y con un gran tirón acompañado de un "crack", mi pierna tomo su lugar de nuevo. Para la estatura y complexión de aquella desconocida tenía demasiada fuerza, eso sólo me asusto más.

-¿veis? Pudiste averos lastimaó mas fuerte- dijo mientras se levantaba y me tendía sus pálidas manos.

-¿Qui... Qui... Quien eres?- dije con timidez y cautela.

-pos no lo se ¿Quien soy? Vos deberíais saberlo-

-odio cuando la gente se anda con esas tonterías, acertijos, rompecabezas y estupidez- dije con cierto enojo y dejé escapar un suspiro.

-os juro que no miento, pero se que vos sabéis quien soy, me lo han dicho- dijo el ente con un tono raro, como si le sorprendiera mi ignorancia.

-Lamento no saberlo- me disculpe -de verdad, me gustaría ayudarte, pero estamos ahorcados los dos, yo no se quien eres y tu no sabes quien soy, es...-

-oh no, Miguel, vaya que se quien sois- me interrumpió. Mi estomago se revolvió. Sabía quien era. y eso me aterraba

-ok, vas ganando- dije espetando una sonrisa forzada -Tal vez si te quitas la capucha te reconozca  es difícil saber quien eres mientras traes la cara cubierta-

-tenéis razón, que boba he sió, disculpadme, puede que por eso os halláis asustaó- dijo entre risitas, se remangó la túnica y se quitó la capucha que cubría su cabeza y obstruía mi visión.

Nunca antes había visto a esa chica, pero tenía algo familiar, al descubrir su cabeza se asomó una larga y enmarañada cabellera lacia con tonos grises y negros. Tenía  unos finos ojos, de color amarillento, su cara tenia rasgos finos, pero al mismo tiempo recios  su tez, era pálida en casi todos los puntos, pero en el cuello le rodeaba una especie de collar de piel oscura, sus orejas eran un tanto puntiagudas, su cara un tanto afilada, y al esbozar una sonrisa me encontré con unos largos y afilados colmillos. Me aterraba, pero para este momento, que podría ser lo mas extraño con lo que me toparía.
Mire por un rato a aquella mujer, era tan hermosa como, en cierta manera, aterradora. Su sonrisa era cálida y amenazadora al mismo compás. sus ojos, hermosos pero desgarradores. Ella se dio cuenta de forma en que la veía, y se incomodo, dejo de sonreír y esquivó mi mirada.
-Así que... Decidme, quien soy?- me volvió a cuestionar con una cara de desconcierto.

-otra vez disculpa, no lo se, te veo familiar de cierta manera, pero no me queda claro quien eres- dije tristemente. Ella soltó un suspiro y se sentó en un tronco tumbado junto al rió de lava. Me senté junto a ella y le cuestione -¿Donde estamos?- ella me miro.

-No lo se, he estaó aquí mucho tiempo, sin demasiás respuestas, el limbo, quizás- dijo muy segura

-o posiblemente en otra realidad, infierno, purgatorio, hay un mundazo de posibilidades- pase mi mano por mis piernas y sentí un bulto en mi pantalón, mi cartera, eso me trajo una idea.

-busca en tu ropa, puedes traer una cartera, un indicio, lo que sea- dije emocionado -cualquier cosa es buena, debes de traer algo en los bolsillos- ella negó con la cabeza.

-solo llevo encima la túnica, tío, aquí os aseguro que no traigo una mierda- dijo. Me quede atónito, incrédulo de la palabra de la chica.

-¿me dices que solo llevas la tínica? ¿De verdad?- ella asintió y lo que hiso a continuación me abochornó de pies a cabeza.

Tomó los botones de su túnica y los desabrocho fácilmente. Mentiría si les dijera que no miré, pero no fue mi intención meramente. Al desabotonar su túnica y retirarla, quedo al descubierto su piel, blanca como el pelaje de un lobo, poseía unos pechos muy llamativos (¿donde los metía? En la túnica no se apreciaba mucho).

Aunque traté de no mirar, no lo conseguí (que quieren? La carne es débil)  pero eso ayudo, al pedirle que se tapara mi mirada paso por su pecho, en un punto sobre su seno izquierdo. Había un símbolo raro, un símbolo que solo había visto un par de veces en mi vida. Un símbolo creado por mi... Y lo llevaba tatuado ¿Que diantres significaba eso?

Era un símbolo raro que había dejado en mi infancia. Una cruz y un par de círculos deformes en derredor a ella. Pero no estaba seguro si en realidad era mí símbolo.

-¿puedes mostrarme de nuevo?- la chica muy dispuesta empezó a desabotonarse la túnica, esta vez solo descubrimos su hombro (seee, ya no pude emocionarme).

La chica (o lo que fuere) tenia un delicado tatuaje en la porción izquierda de su pecho. era negro, lo que contrastaba con su pálida piel, de hecho era del tono de su cuello. Me intrigaba y sin pensarlo me acerque a ella, no tenía olor, pero su piel era extremadamente suave, aquellas cosas me aterraban, pero al mismo tiempo me fascinaban.

Después de un tiempo de conversar  en el cual le conté donde había visto ese símbolo, le conté que lo había imaginado hacía ya unos (muchos) años. Que no sabía de donde venía ni nada, pero que lo conocía desde hace tiempo.

-vale, eso me sirve demaciáo- dijo con un tono sarcástico. No podía evitar la familiaridad que me daba aquella chica.

-caminemos, siempre me sirve para recordar o al menos distraerme- le dije, ella aceptó y emprendimos camino, pero antes me detuve en seco -¿a donde iremos?-

-podemos ir a donde me alojo, siempre hay algo ahí- dijo ella con gran seguridad y con una sonrisa muy natural...

y así, queridos lectores, si hoy tuvieron un mal día, no se preocupen,
mañana pueden tener uno peor.

MIGUEL YAHIR CÁZARES SOLORIO
MYCS

Lo sé

Otro mal sueño, de esos que te sumerjen en el olvido y te decides perder en el camino. Sé que no estoy deprimido, que estoy distraido; que no estoy dolido, estoy aburrido; que no la necesito, la quiero aquí, a mí ladito; se que no puedo con ellos, pero puedo evadirlos

viernes, 15 de marzo de 2013

Damián camino por más de 2 horas, los pies le comenzaron a arder, había caminado desde la universidad a su apartamento en tlanepantla.

Damián se encontraba cansado, triste, fúrico... Engañado.

Después de 2 años de noviazgo, se vino a enterar de eso, de esa manera. La confrontación fue dura, ella se dedicó a negar todo, negó siquiera haber rozado algunos labios que no fueran los de Damián.
Negó todas y cada una de las graves acusaciones del literato inmaduro y el, continuó azuzando el doloroso panorama.

La confrontación concluyó con un "perdonaría casi cualquier cosa, todo, menos un engaño" y un "pues te quiero, pero si no me crees, no falta completar" que vino de la contra-parte (...)

Llegó al edificio en donde vivía, el y su roomie, antonio, un. Estudiante de ingeniería industrial, con quién había vivido los últimos 3 años.

Subió pesadamente las largas escaleras, atravesó los pasillos oscuros y fríos, llevaba un gran dolor, tanto en la cabeza como en el estómago, necesitaba desahogarse con alguien. Y en esos momentos lo pensó, extrañaría a Antonio cuando se fuera, y es qué no estaría por mucho tiempo viviendo con Damián, se iría a pachuca pronto y lo extrañaría, pese a lo desgraciado y ojete que era Antonio, Damián lo extrañaría, pese a las cosas que siempre le hací...

Al tomarse con la puerta del apartamento 15 en el cuarto piso, una sensación de enojo le recorrió de pies a cabeza y formó una muela de furia, un niño segundo después una sensación eufórica se hizo presente en su cara, cambiando rápidamente su mala muela por unas carcajadas.

Del picaporte de la perra colgaba una peculiar corbata con un estampe de conocido por Damián, este comenzó a reírse incontrolablemente, era una risa irónica, se desplomó junto a la puerta y aguardó
"todos fallando y yo aquí, sin poder entrar a mi casa"


y así, queridos lectores, si hoy tuvieron un mal día, no se preocupen,
mañana pueden tener uno peor.
MIGUEL YAHIR CÁZARES SOLORIO
MYCS

jueves, 14 de marzo de 2013

Dicen del amor 2... Viva el amor, muera el amor.

Dicen del amor tantas cosas.

Dicen que no es eterno,
Dice que es de ingenuos pensar en su larga durabilidad, que el amor no habita en nosotros por mucho tiempo,
Dicen que olvidar los malos momentos de una relación es mantenerla vigente, viva y en oración,
dicen que nosotros nos esperanzamos a tenerlo eternamente, sin saber que tarde o temprano lo perdemos,
dicen que al final siempre duele,
dicen que no deberíamos acostumbrarnos a el,
Dicen que se perderá como la playa pierde arena,
dicen que debes dejarlo ir...

Pero también :
Dicen que debes luchar por su supervivencia,
Dicen que el amor duele todo el tiempo... Y no por es nos quejamos,
Dicen que podemos mentirnos para enfermarlo, más no matarlo,
Dicen, que nunca muere, que siempre estará ahí, esperando a que lo uses de nuevo
Dicen que ya no te amo... Sin tomar en cuenta que es una mentira

Pataleas

Duermes liviano, tranquilo, te sumerges en un sueño simple y normal, fluye en un espacio etereo, en un espacio solo para ti.

Y entonces ese espacio gaseoso comienza a sublimarse, sobre ti y el inmenso espacio se comienza a llenar. El agua sube, te llega a las rodillas y después a la cintura, la corriente que se forma te va halando y ya la tienes en el pecho, pataleas para seguir a flote, no logras nada, lo sigues intentando, pataleas, luchas, intentas y, para variar, no mejora nada, estás harto de seguir pataleando, de continuar con tu vano esfuerzo de seguir a flote, y bajas la intensidad de tu pataleo.

El agua te llega al cuello, y que más da, la corriente puede hacer contigo lo que guste, ya no te opondrás, ya no seguiras pataleando.

martes, 12 de marzo de 2013

Damián caminaba por los pasillos de la escuela, llevaba un papel en la mano, cuidadosamente doblado para crear una flor de papel, pedro, sandra y carla lo habían ayudado. Pedro corrigió métrica, estética y coherencia;  sandra le había dicho que le gustaba y donde podía encontrarla; y carla le había ayudado a doblar la hoja de una forma tan precisa y meticulosa, que empezaba a dudar si quedárselo o entregar la pequeña carta.

Atravesaba a toda prisa salones y jardines, nada tenía otra importancia, el la quería desde hace ya un tiempo y debía gritarlo. En su pecho no cabía la emoción, no importaba como reaccionara la chica, el solo quería entregar la carta...

Y llegó, el área mas apartada y solitaria de la facultad, un salón alejado en medio de la nada, Damián se acerco a la puerta y al momento de empujarla se detuvo. Un conjunto de ruidos taladraban su cabeza, gemidos, gritos placenteros y respiraciones exaltadas, le provocó el retroceder, un par de lagrimas se hicieron presentes en sus ojos, y una mueca de terrible desilusión en su cara.

Damián arrugó la hoja, descompuso el bello trabajo de carla y lo tiró junto a la puerta, secó sus lagrimas con su mano derecha, aún temblorosa por el reciente suceso y emprendió una marcha inversa a la que había hecho.

El papel se quedo arrugado, a merced del clima y del capricho de una deidad cruel. La carta decía lo siguiente:

A mi vida. 18-04-16
Lo normal es comenzar con un hola... Pero comenzaré con un te amo, ya pasó un año y 5 meses, esto es un gran logro, has sido mi personaje principal y me llevaste de las manos todo este tiempo, quiero ser rápido, así que te diré un simple, pero no insignificante. Te amo, mi corazón.

Estaba acompañada de un hermoso poema, el mejor y el ultimo escrito por Damián. Y se quedaría a esperar que las inclemencias del tiempo se lo llevaran.



Yuritzi se acercó al salón y al llegar también. Escucho lo mismo "cabrón, es la tercera vez en el mes". Se giró y se disponía a irse, pateó una hoja tirada junto a la puerta del salón, la recogió y la llevo a la basura "hijos de la chingada, vienen corrompen mi espacio y ni siquiera tiene la decencia de recoger su basura"

Su expresión cambio rapidamente a apuración y se repitió para sí misma

-Damián debió de salir ya-

Y salió corriendo...


y así, queridos lectores, si hoy tuvieron un mal día, no se preocupen,
mañana pueden tener uno peor.
MIGUEL YAHIR CÁZARES SOLORIO
MYCS

lunes, 11 de marzo de 2013

úntame una idea


Que hay hominidos ennutellados, yo soy miguel, pero me gusta que me digan miranda, y me suelto el cabello, me visto de reina, me pongo tacones, me pin... Ya, hablando en serio, si es que yo puedo hablar en serio, mi zona de confort por lo general son los cuentos o los poemas mamalones (que quieren? Necesito una manera para cojer reproducirme, y es que soy feo), pero puedo hacer un intento, me creo chistoso -que te creas chistoso no implica que lo seas-...-calla zorra- *se mete debajo de su cama y llora desconsoladamente*.

Bueno, el chiste es que al principio no sabía sobre que escribir y tras pensar un momento me dije a mí mismo: "mi mismo, hay un chingo de cosas sobre qué escribir" y yo así de lol, no mames, si es cierto.

Los temas podían ser: como renuncio mí buen amigo el pinshi beni; o que agarraron al saco de botox de la SNTE... O era del CNTE? A ya ni se, pero esta bien pinshi fea; de la muerte de alguien a quien nadie va a extrañar... Hugo Chavez eres tu... Espera, así no era el chiste... Total de igual manera era malo... el chiste, también; podría tirarle caca a nuestro señor pendejo... Digo, a nuestro señor presidente; también había posibilidad de hablar sobre el día de esas criaturas, hermosas, necesarias, sensoales, alucinantes, bipolares, enojonas, indecisas, apendejadoras, controladoras... Haaaaa!!! Pinshis viejas!!!! *empieza a llorar de nuevo*; o incluso podría hablarles de como tengo el corazón hecho mierda (aunque eso a nadie le importe).

Y después de tanto pensar y de debatirme sobre que hablarles, caí en cuenta de que me daba una flojera de las grandes y que mejor solo les hablaría de mi proceso creativo *y ahí es donde todos me arrojan tomates y yo sonrió como estúpido*.

Bueno, dejo de enfadarlos, espero ser uno de sus invitados sensoalones, aunque de sensoal no tengo ni el pinchi nombre, yo soy Miguel, pero mis compas me dicen MYCS (mentira ninguna persona me dice así) Espero les haya gustado... En caso contrario me vale un kilo y medio de verdura ajena (a menos que seas nanuz, a ella la admiro, ademas, me aterra que me corte el cuello).

y si no les llegan las ideas, úntense nutella en el orificio y verán como les aflora... La inspiración, digo.

Dormido en el limbo

VI. La torre de los mil olores

Conforme nos acercábamos al puente me empecé a aterrar, esta vez ella iba adelante, notó como comenzaba a temblar y me tomó de la mano, al principio sus zarpas me rasguñaron un poco pero diana descubrió una forma de no lastimarme

-todo vendrá bien, gilipollas- dijo y me guiño un ojo -solo, tratad de no fijaros abajo y sobre todo- dibujó una sonrisa en su rostro -de no caeros- (...)

Durante un buen rato caminamos, para el momento que llegamos mas o menos a la mitad del puente ya todo mi cuerpo temblaba. Se frenó repentinamente y se giró a mirarme, Sus grandes ojos amarillos se quedaron mirándome  tenía una cara un tanto peculiar, una que había visto antes y me abrazó, dejando un espacio suficiente quedándonos cara a cara.

Pasé saliva, a esa altura y ella excesivamente cerca.

-queréis besarme?- me cuestionó diana, tragué mas saliva y abrí los ojos hasta no poder mas, me quedé helado.

¿qué debía responder a eso? La chica era hermosa, pero no me atraía de esa forma. peor aún, no pudo encontrar peor momento que aquel, a 30 o 40 metros sobre un río de lava en un espacio de 2 metros de ancho (y dicen que yo soy inoportuno).

Me limité a mirarla a los ojos, sorprendido, intrigado, sin mover un solo musculo. Diana paso su lengua por el colmillo izquierdo, me abrazó fuertemente (sí, casi me parte en dos con su irreal fuerza), me soltó, me tomo de la mano de nuevo y continuó el camino (coño, pinshis viejas ¿como debía tomar eso?).

Al seguir el camino por el largo y peligroso puente me pregunto ¿por qué me había alterado tanto cuando desperté? Entonces le conté mi sueño.

-parecía tan real, en serio creí que había vuelto-

-tío, al menos vos tenéis recuerdos de vuestra vida, en cambio, yo me acuerdo un carajo- reprochó diana.

Aún daba vuelta en mí cabeza la frase "queréis besarme" y no sabía que pensar.

-tu ¿qué soñaste?-

-siendo sincera no sé bien que he soñáo, vos estabais ahí, no sé sobre qué platicábamos  pero había otro tío... Sé que ese tío también era importante, vos nos abrazabais a los dos y platicábamos .. Solo recuerdo eso- dijo sin soltar mí mano.

-mmm ¿y como era el otro tipo?- ella miro al oscuro cielo, igual y no me contestaba, pero tras unos segundos me dijo.

-no tan alto, era moreno, su cabello negro y largo, ojos negros, llevaba un traje ... Negro, para variar. Hablaba, como vos, no usaba barba, ni bigote y tenía una gran dentadura blanca-

Diana lo describía como si le hubiera encantado el tipo. La conversación se prolongo por un rato mas, y cuando me dí cuenta, ya habíamos cruzado el puente, me había preocupado tanto por nuestro encuentro en el medio del puente que me había olvidado del peligro de caer. ¿Había sido intencional o mera coincidencia?

Lo que fuese, fue una buena jugada. Continuamos nuestro camino un largo rato y conforme avanzábamos  la torre se veía mas grande y mas nítida.

Y entonces comencé a captar muchos olores, era un festín para mi nariz. Olores dulces, agrios, fétidos,  algunos muy intensos, otros muy suaves, muchos me daba la impresión de que los había captado ya y muchos otros eran extraños para mí.

Me intrigaba saber de donde venían aquellos cientos de olores, y  figuras traslucidas empezaron a entrar en mi campo visual.

Esas figuras eran cual humanos normales pero no eran distinguibles del todo, parecía que usaban unas largas túnicas negras, pero que al mismo tiempo se transparentaba, mostrando todo lo que había tras ellos, algunos llevaban una capucha y lucían como diana cuando la encontré (o mas bien cuando ella me encontró), a otros solo se les apreciaba lo que parecía su cabeza pero sin cara, sin cabello, de un color negro, traslucida. Era de las cosas mas macabras que había visto; otros se veían como cualquier persona, cual si vistieran normalmente pero todo su atuendo era oscuro y transparente. su cara, inexistente... Esas, eran las sombras.
me detuve de tajo y diana tiro de mi mano (aún me halaba desde hacía ya casi un kilómetro). se percató y me soltó.

-tío ¿ por qué os detenéis?- me preguntó Diana, una sombra atravesó su cuerpo, me miró y sonrió -¡ah! las sombras, tío que no os harán daño- y se echó a correr, atravesaba las sombras cual si estuviera en un río gaseoso. no me quedo otra qué correr tras ella.

fue divertido, olores por aquí y por allá, la fría pero cálida sensación que sentía cuando atravesaba una sombra y cuando acordé, me encontré al pié de la torre.

era una muy grande torre, de no menos de 6 pisos, era muy burda, parecía hecha de una extraña piedra morada, y algunas piedras grises, como las del piso; algunas ventanas y un portón de madera de 2 metros y medio de altura por uno de ancho.

al cruzar, nos encontramos en una especie de tabernas, muchas sombras estaban dentro y en el fondo, en la barra, un sujeto de traje rojo sirviendo alguna especie de bebidas. me acerqué.

-¿oye, podrías darme un vaso de agua? por favor- y me senté en uno de los bancos junto a la barra, diana se había sentado junto a mí y el sujeto volteó, me saqué tanto de onda como lo había hecho con las sombras.

-sure, guy, another thing? do you want some of eat?-

no se que me sorprendió mas, si el hecho de que me acaba de hablar en ingles o que el tipo era puros huesos en un traje rojo de seda, el esqueleto miro a diana y le dijo

-hey, what's up? beauty-

-nothig bones, so, many clients- le contestó Diana.

-yeah, is a hard work- contestó el saco de huesos y se echó a reir.


y así, queridos lectores, si hoy tuvieron un mal día, no se preocupen,
mañana pueden tener uno peor.
MIGUEL YAHIR CÁZARES SOLORIO
MYCS

domingo, 10 de marzo de 2013

Amar o morir... O simplemente morir amando.

eso es lo que en momentos pensamos o decimos, sin tomar en cuenta nada, solo el echo de amar. tal vez nunca deje de amarte, pero me marcho a buscarme un estanque, un estanque lo bastante grande para lograr recargar todo el volumen acuoso que perdieron mis ojos, no sé si iré muy lejos o solo caminaré un rato.

Puede que cuando regrese nos encontremos una vez mas...

miércoles, 6 de marzo de 2013

Mátame

Mátame lentamente, cierra los ojos y besame, déjame salir de este punto, déjame perderte y como sos, mátame

Mátame con la bellesa de tus ojos, con la suavidad de tu tez, con el lento murmullo de tu voz, como sea pero mátame.

Te lo pido como un amigo, como un amante, como un conocido y como un extraño pedante, así tu quieras o no, respeta mi petición y sin vacilar, mátame.

Mi corazón, toma el arma que mejor te convenga, mi vida, no hullas de esta, tu afrenta y con seguridad.

Mátame

domingo, 3 de marzo de 2013

Inmolando recuerdos

A m... (¿hace falta establecer la dedicatoria?)

Hoy quiero salir volando
No volver a mirar atras
Olvidar lo que este pasando
Y ocultarles mis lagrimas

Tristemente, tu estas ahí
Te miro desde este lado
Y es tan difícil para mí
Controlar mí terrible estado

No puedo olvidar tu olor
No puedo olvidar tus labios
El delicioso sabor
Cuando te tenia en mis brazos

Empezo cual simple broma
Continuamos converzando
Con aquella linda dama
De quien me fui enamorando

Nada mas puedo decir
Parece, me quedaré esperando
Por si vos queréis venir
Y caminar de la mano

sábado, 2 de marzo de 2013

A alguien le gusta mí perfume

Hoy desperté y me puse perfume, como cualquier otro día. Salí, como cualquier otro día. Me topé con algún conocido y platicamos, como cualquier otro día. Jugué en mi computadora, como cualquier otro día. Pensé en mis problemas, como cualquier otro día. Comí, bebí y sonreí, como cualquier otro día.
Pero me dí cuenta de algo peculiar, de algo que es gracioso (porque no me había percatado de ello antes), de algo lindo y curioso: A alguíen le gusta mí perfume, a alguíen le gusta mí forma de hablar, a alguien le gusta mí forma de pensar y a sí mismo mí forma de actuar, a alguien le gusta mí humor, a alguien le gusta mí forma de escribir, a alguien le gusta mí pasión por los videojuegos y la química, a alguien le gusto...
Me gusto a mí mismo, no puedo cambiar, y aunque pudiera, no lo haría. Eso es lo genial de ser yo, puedo decir que no me gusto, pero sé que miento, puedo decir tantas patrañas de mí, pero sí soy así, es por que quiero ser así y me gusta...

Cartas olvidadas

Uno se repite a sí mismo, una y otra vez: "no lo volveré a hacer, la palabra escrita es para que la lean, de ahora en adelante todo lo escrito sera leido por quien desee leerlo... O al menos, por el destinatario" y despues ZAZ por puto, en todo el hocico, ahora tenemos como 3 cartitas maricas ahí arrumbadas y 2 historias que sé, que no se pudrirán, pero un buen rato estarán dormidas. ¿no te joroba?