en fin me voy por las ramas, el punto aquí era que intentaré volverme constante (como si eso fuera posible) y volver a subir opiniones, tengo algunas pensadas, pero preparadas ni de chiste, mientras tanto subiré una que hice para alguna de las muchas postulaciones que envié.
sean felices :v
_________________________________________________________________________________Intentar describir la nereida sería una tarea titánica, tal es el caso que ni siquiera estoy seguro de haberla visto.
Quedé muy contrariado tras leer este curioso libro lleno de
ingeniosos poemas en prosa, pues no estoy seguro si me gustó o no. De lo que
estoy seguro, a ojo de buen cubero, es que los poemas son muy buenos. Hay una
constante ilación entre ellos, a tal grado que, en momentos y cuando digo en
momentos, me refiero a casi todo el bendito libro, dejé de sentirlos como
poemas separados y lo vi como un libro íntegro, completo, uno que quería
hablarme en conjunto y no como pequeños versos puestos aleatóriamente porque
sonaban chido, cosa que me ha pasado con
muy pocos libros de poesía.
En general, admiro el libro por la forma en que Luis Manuel Pérez
Boitel escribe, de las cosas que más me agradaron del libro es que está
atiborrado de metáforas hermosas; se apoya de repeticiones que casi no molestan
para darle un ritmo muy estable al libro, o al menos a la gran mayoría de él; trata
una cantidad enorme de temas y de vez en cuando mete una que otra referencia
del mundo del arte e general; juega con el vocabulario y lo cuida en todo
momento, para mostrar la capacidad y el conocimiento que tiene de él; y todo
esto, lo aprovecha para generar una sensación de redondez, un ambiente cíclico
que se percibe cada que cambies de poema.
Pero estas razones son parte de lo que me disgusta del libro
sí, sé que suena incongruente pero tiene sentido… creo, esa sensación de
redondez a veces te pierde entre las páginas, uno se preguta ¿lo leí bien?, ¿algo
se me escapó?, ¿hay otra forma de pensarlo? y bla bla bla; ese uso del lenguaje
tan peculiar y raro, señores, perdón por ser tan ignorante, pero debo confesar
que para la mitad del libro yo tenía que recurrir constantemente a www.google.com para buscar ciertas palabritas
de las que no tenía la menor idea de qué carajos significaban, pues digo, si
empiezas leyendo algo que aparentemente entiendes y de pronto te golpea en la
cara un: “Transida por la ensoñación, fenece el ave sobre un árbol.”, puede
llegar a molestar o a desanimar; las
repeticiones están muy bien puestas, pero pueden a cansar a aquellos
desesperados que no quieren encontrar veintitrés “simular” seguidos; la
cantidad de temas y referencias, me provocó que de plano no supiera a donde me
llevaba el libro, bien dije que sentóa como si el libro entero me hablara, pero
en su mayoría, usabaun idioma desconocido para mí; por ultimo las metáforas,
aunque ya dije que son hermosas (y no me pienso retractar) a veces, entre el
lenguaje rebuscado, la repetición y el
ritmo extraño, para mí no quedan más que una imagen potente, pero que me mueve,
solamente, para decir “pero que bonito es esto”. Y no digo que todo sea malo,
digo que tal vez, para un público menos clavado en la poesía, esto no sea del
todo agradable.
Fuera de lo que me dis-gustó, me gustaría hablar de cómo
cada poema tiene su formita específica, donde, si bien todos son prosa, cada
uno tiene singularidades que los marca, algunos pueden ser solo enunciados
enumerados y otros pueden ser historias enteras repartidas en capítulos o mejor
aún UN JODIDO POEMA EN BRAILE, que no está perforado y viene con su
interpretación, pero si solamente estuviera el braile, no pararía de decir que
es lo más hermoso que he visto en los
últimos libros con los que me he topado.
Este libro lo tuve que leer dos veces intentemos no tomar
en cuenta que decidí releerlo porque no se me ocurría que otro libro reseñar, además
de que en los últimos meses, solo he leído cuentos o poemas sueltos y tenía el
tiempo encima la primera fue a principios de febrero y la segunda, un par
de días antes de la entrega de este texto. Y debo reconocer que la segunda vez
fue muchísimo más fluida mi lectura, tal vez porque ya sabía para donde iban
las ideas del libro o un poco porque tenía la urgencia de terminarlo.
Por ahora, creo que seguiré sin definir si me gusta o no. Es
algo interesante, porque del libro, hay partes que las disfruté muchísimo,
partes que las sufrí al punto de casi chillar como magdalena y partes que
aborrecí por lo tediosas que me parecían. Estoy consciente de que no le
puedo sacar el provecho total, pues, tal vez, no es momento para que lo lea y
no me refiero a esa basura optimista de: “el universo te dará el libro que
quieres leer cuando sea necesario” más bien, porque me falta lenguaje, un
panorama más amplio en cuanto a las referencias que usa y tal vez un poco de
conocimiento en semiótica uno nunca sabe cuándo va a servir esa mierda.
Como es evidente, este libro no se lo recomendaría a
cualquiera, es pesado de leer en ocasiones y casi siempre, un poquito difícil
de entender.
Si lo que se está buscando son los versos más tristes que
alguien escribió alguna noche, debería seguir caminando sin ver esta bestia de
papel. Pero si busca algo más, una forma de ver la otredad o cosas por el
estilo, creo que “Artefactos para dibujar una nereida” es algo que muy
probablemente se disfrute.
Además, la edición está súper piolas, tiene una forma como
de libreta italiana y una portada muy coqueta.