jueves, 28 de marzo de 2013

Thalmarya

los faroles destellaban la poca de luz que podían, aquel día había sido increíble, de cabo a rabo, ni un regaño, ni un disgusto, ni nada por el estilo, todo estaba en calma... bueno, exageraría si dijera que todo estaba en calma, sabía que no era así, un par de cabos sueltos, no digo que me atormentaran, pero me mantenían un tanto inquieto.

la calle estaba oscura, no eran suficiente luz la que emitían las farolas, un gélido viento recorría la calle, sucia y deshabitada. caminaba entre unas largas hileras de casas, a la derecha y a la izquierda, eran casas un tanto feas, algunas deshabitadas y dañadas por el tiempo. tenía cierto temor, digo, en cualquier momento podría salir un violador y destrozarme... ya saben, eso. o peor aún, aparecer un gigantesco monstruo de 4 metros de altura y aspecto repugnante que me comería... bueno, creo que eso sería mejor que ser violado.

una ráfaga de aire dio un par de vueltas en derredor mío, levanto una nube de polvo y tras un momento la nube de polvo comenzó a condensarse a mí lado izquierdo, la nube comenzó a tomar una rara forma, cambió hasta transformarse en un gaseoso can negro, que pasó a convertirse en un can negro solido.

-qué frío ¿no?- me dijo aquella sombra nocturna en forma de perro

-pues yo no tengo- le contesté mientras seguíamos nuestro camino, el can soltó un par de carcajadas.

-eso ya lo sabemos todos pero ¿qué tal el frío?- dijo mientras mostraba sus blancos y contrastantes dientes en intento de formar una sonrisa.

-desgraciado- le contesté, como no vi venir ese albur, admito que articule una sonrisa y casi rompo en carcajadas, pero no lo hice -donde te habías metido, tenia un rato que no te veía-

-no seas exagerado, antier platicamos- me contestó el can

-sí, pero, ya sabes, los extraño-

-a mí empieza a preocuparme Thalmy, no se había ido por tanto tiempo desde... bueno ya sabes. siento que eso empezó a jodernos- me dijo el can, rozo su pelaje en mi pierna y yo rocé su lomo con las yemas de mis dedos sintiendo su cálido cuerpo y su sedoso pelaje.

-sí, esa ocasión fue culpa mía, yo la corrí, fui bastante idiota, ahora, no se por qué se fue- le comente a sombra.

-tal vez necesitaba irse-

-irse? osea, se va en los peores pinches momentos y nomas no regresa-

un ligero sonido se escucho a nuestras espaldas, sombra se giro velozmente. y arremetió contra la fiera figura inapreciable, mordidas, zarpazos, empujones y golpes volaron por doquier, un golpe me alcanzo y me arrojó hacia atrás, al caer me clavé una pequeña roca en la palma izquierda, sombra cayó abatido del otro lado de la calle "¡SOMBRA!" grité a todo pulmón, cuando volteé a mirar a nuestro atacante solté un suspiro de alivio. una gigantesca figura se acercaba a mi y al llegar, lamió mí cara y froto su hocico con mi mejilla.

-par de tontos, no podeís estar siempre a la defensiva y atacar si piensan que algo puede ir mal, primero analicéis y si véis que perderán, no peleen- me dijo la suave voz perteneciente a la gigantesca loba.

se acerco a sombra y lamió sus heridas, como pudo lo ayudó a levantarse y a venir conmigo.

-¿donde estabas?- le cuestioné a thalmarya con cierto enojo -me tenias preocupado, no sabía si te había pasado algo- la loba me miró y con un pasivo tono aplacó mis temores.

-Cachorro, soy sólo un producto de vuestra imaginación, no me pasará ná- me impactaron las palabras tan directas y frías pero ciertas de la fenrrir.

-Pero, te necesitaba, estaba tan...-

-no me necesitabais, cachorro, de lo contrario me habríais tenió aquí y lo sabemos-

-pero...-

-ella tiene razón- comentó el perro una vez que se repuso -aunque, el también la tiene, Thalmy-

-no es muy importante saber quien tiene la razón, no ahora- le comento Thalmarya a Sombra, y acercandose a mi, me tomo por el brazo con su fuerte hocico, tiro de mi y una vez de píe me dijo -¿qué? ¿os pensabais quedar aquí? eso no es muy vival-

-¿cuanto te quedaras?-

-cachorro, hace a penas un par de meses me habéis dicho que no precisabais de mi-

-sí, y termine bien pinshis mierdas-le conteste mientras me retiraba la piedra de mi mano, su pegajosa lengua lamió la herida, dejando mi mano como si la hubiera metido en  un bote de baba.

-ya sabes- intervino sombra -no soy el mejor para ayudarlo, no como tú-

-tranquilos, bombones, que esta vez no me iré, bueno, no me iré si no me corren-

continuamos por el oscuro camino, thalmy, sombra y yo... que se atreviera un monstruo a intentar comerme, sería entretenido de ver



y así, queridos lectores, si hoy tuvieron un mal día, no se preocupen,
mañana pueden tener uno peor.
MIGUEL YAHIR CÁZARES SOLORIO
MYCS



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