viernes, 15 de marzo de 2013

Damián camino por más de 2 horas, los pies le comenzaron a arder, había caminado desde la universidad a su apartamento en tlanepantla.

Damián se encontraba cansado, triste, fúrico... Engañado.

Después de 2 años de noviazgo, se vino a enterar de eso, de esa manera. La confrontación fue dura, ella se dedicó a negar todo, negó siquiera haber rozado algunos labios que no fueran los de Damián.
Negó todas y cada una de las graves acusaciones del literato inmaduro y el, continuó azuzando el doloroso panorama.

La confrontación concluyó con un "perdonaría casi cualquier cosa, todo, menos un engaño" y un "pues te quiero, pero si no me crees, no falta completar" que vino de la contra-parte (...)

Llegó al edificio en donde vivía, el y su roomie, antonio, un. Estudiante de ingeniería industrial, con quién había vivido los últimos 3 años.

Subió pesadamente las largas escaleras, atravesó los pasillos oscuros y fríos, llevaba un gran dolor, tanto en la cabeza como en el estómago, necesitaba desahogarse con alguien. Y en esos momentos lo pensó, extrañaría a Antonio cuando se fuera, y es qué no estaría por mucho tiempo viviendo con Damián, se iría a pachuca pronto y lo extrañaría, pese a lo desgraciado y ojete que era Antonio, Damián lo extrañaría, pese a las cosas que siempre le hací...

Al tomarse con la puerta del apartamento 15 en el cuarto piso, una sensación de enojo le recorrió de pies a cabeza y formó una muela de furia, un niño segundo después una sensación eufórica se hizo presente en su cara, cambiando rápidamente su mala muela por unas carcajadas.

Del picaporte de la perra colgaba una peculiar corbata con un estampe de conocido por Damián, este comenzó a reírse incontrolablemente, era una risa irónica, se desplomó junto a la puerta y aguardó
"todos fallando y yo aquí, sin poder entrar a mi casa"


y así, queridos lectores, si hoy tuvieron un mal día, no se preocupen,
mañana pueden tener uno peor.
MIGUEL YAHIR CÁZARES SOLORIO
MYCS

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