domingo, 24 de marzo de 2013

Dormido en el limbo

VII.- curioso, curioso

El esqueleto me dio el vaso de agua, cuando la probé un mundo de sensaciones se presentaron en mi boca, la helada sensación del líquido danzando de mi boca a mi faringe y luego cayendo cual cascada por mi esófago, aplacando mi sed. Pareciera  que no había probado gota de agua en mi vida, lo tomé de tajo, rápidamente, pero a mi me pareció tan lento, como sí hubiera bebido un río entero.

-¡Wow! Man, You was so thirsty- me dijo el saco de huesos al verme beber tan desesperadamente el vaso de agua.

-¿me das otro?- le solicité al flaco cantinero (y flaco es decir poco) cuando recuperé el aliento.

-sure- me dijo mientras tomaba mí vaso. Seguido, el esqueleto centró su atención en diana y continuó conversando con ella, una vez que me dió el vaso.

-well, what's brings you here?- nos dijo el esqueleto a ambos, o al menos eso pareció.

Diana continuó la platica, yo no comprendía un carajo, pero era gracioso oír el acento iberico de Diana y encima hablando inglés.

Mientras los 2 hablaban he de aceptar que me sentí celoso, había tenido la atención de Diana desde que me la topé y ahora comenzaba a sentirme desplazado. Me enfoqué en inspeccionar el entorno.

Estábamos en una especie de bar, era muy amplio, había 3 barras y cerca de 10 mesas con sus respectivas sillas, todas las mesas y las otras barras estaban ocupadas por sombras (no tenía idea de que haría alguien gaseoso en una cantina, pero ya nada me sorprendía). En las barras se observaban un monton de botellas, vasos, tarros y otros recipientes. Los olores no se perdían, aún captaba con mucha nitidez las deliciosas esencias Y comencé a alejarme de la barra.

-tío ¿a donde vais?- me dijo Diana al tiempo que se levantaba de la silla.

-voy a dar un vistazo- le contesté, ella hizo una mueca de inseguridad, se separó de la barra dispuesta a ir conmigo.

-leave him, he wont get lost, well, i think so- le dijo el cantinero a Diana.

Ella me miró, asintió y me dedicó una sonrisa, acto seguido se volvió a sentar frente a la barra.

Continué con mi inspección a aquella gran cantina, eché un vistazo a cada barra, en una había otro esqueleto, este hablaba... No tenía idea si era chino o japonés... O cualquier idioma oriental. Y en la última barra una calaca que hablaba algo así como francés.

En el lugar los únicos corporeos (que era el término que usaba Diana para definirnos a nosotros) éramos Diana y yo, y bueno, también los cantineros, sí ellos se podían considerar como corporeos.

El piso estaba hecho de madera, me parecía que era madera de los árboles no-flamables que estaban en los ríos de lava. La estructura era tanto de piedra negra, comí la de los pisos, como de una piedra morada, como la que había en la parte externa de la torre.

Era tan extraño estar ahí, sólo nosotros, los cantineros y las sombras, me senté en la barra donde estaba el esqueleto francés y traté de probar mi hipótesis.

-Oye ¿me das una copa de vino?- le pregunté, el esqueleto, quién portaban un traje color marrón. Este no me contestó, le repetí mi petición.  balbuceó algo que no entendí, algo así como "yene compran pan" y siguió con sus ocupaciones. Bien, sólo me entendía el saco de huesos anglosajón, eso era algo frustrante ¿como me entendía? Preferí no darle vueltas al asunto, me limité a descansar mi cabeza y brazos sobre la barra y esperar a que Diana me llamara.

Caí dormido unos segundos, aunque bien pudo ser un largo tiempo, escuchaba gritos de personas y el sonido de autos policíacos  volví a sentir ese duro golpe en la cara y desperté. Me incorporé y traté de analizar mi "sueño", el sonido de las sirenas, los gritos... Ese dolor penetrante que llegaba a mí cara, era tan raro.

Analizaba las cosas para saber que era lo que seguía. Dejé mi análisis cuando canté una intensa sensación, un dedo bajando delicadamente por cada una de mis vertebras, produciendo una sensación, no de cosquillas, más bien de placer inimaginable, la cual hizo que me arqueara y retorciera como nunca.

-bonjour, monsieur- me dijo al oído una voz, tan bella, fascinante, tan sensual que hizo estremecer cada uno de mis átomos.

Se sentó junto a mí, era una mujer increiblemente despampanante, esbelta, con un cuerpo impresionante, su largo y lacio cabello le tapaba casi toda la cara, pero la porción que se le lograba ver era tan fina, tan delicada. portaba un elegante y sexy vestido negro, bastante corto, unos guantes morados de seda, una gargantilla de oro y unos tacones del color mismo de sus guantes.

aquel vestido la hacía lucir increíble, resaltaba todos y cada uno de los atributos, me dejo sin habla, sin tener una jodida idea de como reaccionar y solo me limité a decir.

-Pe... pe... perdón, no entendí- le dije a la hermosa mujer, esta apartó su cabello de la cara, o al menos una porción. logré ver como sus carnosos y rojos labios formaban una picara sonrisa, y su ojo derecho, de color rojo, me observaba.

-cierto, olvidaba ese detalle y ¿qué piensas?- me preguntó la mujer, acto seguido dijo algo en el idima del cantinero, este inmediatamente trajo un par de copas, ella tomo una y me señaló la otra.

-no, gracias- le dije timidamente.

-si la quieres, pero temes que algo pase, fuiste valiente para llegar aquí... aunque también muy cobarde, hazlo, tómala-

¿a qué se refería aquella mujer? y pero aun ¿quien era? ¿que hacía ahí? escalofríos aremetieron contra mí, era algo escabroso.

-¡Miguel!- Gritó Diana desde el otro extremo de la barra -vamos, quiero dormir otra vez- dijo mientras agitaba sus zarpas, que comenzaban a tomar forma de manos humanas de nuevo. la mujer seguía ahí, pero al parecer, Diana no se percató de ella.

-medítalo e igual luego conversemos de nuevo- me dijo la  mujer, alzó la copa y le dio un sorbo.

corrí a encontrarme con diana, la mujer se quedo junto a la barra, y al llegar con Diana. no quise voltear para investigar si la mujer seguía ahí.

-¿ahora a donde vamos?- cuestioné a Diana

-al segundo piso- me contestó...



y así, queridos lectores, si hoy tuvieron un mal día, no se preocupen,
mañana pueden tener uno peor.
MIGUEL YAHIR CÁZARES SOLORIO
MYCS

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