sábado, 23 de marzo de 2013

Ya dentro del apartamento, Damián le lloró todo a Antonio, Antonio, quien conservaba su toalla y nada más, optó por sentarse junto a el y tratar de darle ánimos.

-Cabrón, ponte aunque sea la ropa interior- le pidió Damián.

-neee, así me siento libre- dijo Antonio, se levantó y corrió a por un par de cervezas. El resto del tiempo, Damián lo usó para quejarse y llorar a esa chica, y Antonio, sólo le daba ánimos y respondía preguntas que según Damián, no tenían respuesta. Ya muy ebrio, Damián se le acerco a Antonio, le beso la mejillas y le pidió.

-Tú eres bien... Bien acá... Pu's así, ayúdame, ayúdame a ... Ayudame a no equivocarme con las chavas nunca.... Nunca más, haz... Un pinshi manual-

Antonio se sorprendió, tanto por todo lo que había pasado ese día, nunca había visto a Damián ponerse ebrio (quién era muy gracioso bajo la influencia de la cebada fermentada), y sobre todo, nunca lo había visto tan vulnerable en sus 2 años de convivencia.

A Antonio le dió un extraño sentimiento, miro detenidamente al somnoliento Damián y le dejó el espacio en el sillón, para que descansara.

-Sí, no te apures, te lo escribiré- le dijo a Damián

(...)
Habían pasado 2 largos meses de aquel triste acontecimiento, Damián había logrado mucho, parecía feliz pero no muchos podían afirmarlo, sólo Diana y Antonio podían negar aquel estado, aquel tétrico y doloroso sentimiento

Pero sobrevivía, resistía, pese a todo.

Ese día Damián quería regresar temprano al departamento,  era el día en que Antonio partía a Cuernavaca, con su familia. Damián se apresuró lo más que pudo, subió las sucias escaleras, pasó por el oscuro pasillo, abrió la vieja puerta de madera y al entrar se topo con algo, las cosas de Antonio ya no estaban, Damián buscó por todo el departamento, ni un calcetin. Todo lo que le pertenecía a Antonio, ya no estaba ahí. Al sentarse en el sillón, Damián,  se percató de una libreta que yacía ahí.

Era una libreta muy elegante, de pasta dura, con un forro de cuero verde muy suave al tacto, era un tanto más grande que las libreta profesionales, sus hojas de raya, con márgenes que parecían grecas de color rojizo. Damián la ojeo y dentro en ella encontró una nota:

"weeeee, ya sabes que a mi no se me dan las despedidas, más que nada, por que te extrañaré a madres, pero en fin, no es un adiós, es un ahí te las veo, jajaja. Se que serás un renombrado cuentista, y mientras tanto, te regalo está libreta, aquí viene el manual de como aprender a dejar de equivocarse con las mujeres, y también mucho espacio para que te explayes, en fin, ya sabes, sí vas a cuerna, buscarme" está nota concluía con un "atte, tú maestro de matemáticas"

Damián solo sintió tristes, extrañaría mucho a Antonio, pero no era un adiós, más que nada un hasta pronto. Acto seguido giró la hoja y se encontró con una portada que tenía en letras grandes un largo título: "qué hacer para dejar de equivocarse con las mujeres?" tenía varios intentos de dibujos, eran raros, más que nada, trasos locos sin sentido y al girar la hoja, Damián sólo río.

-Pinche toño- dijo con cierta ironía.

"Qué hacer para dejar de equivocarse con las mujeres?
...
....
.....
......
Equivocarse mucho"


Damián cerró la libreta, sonrió, y se puso a escuchar música, total, mañana todo irá mejor.
Fin o algo así...



y así, queridos lectores, si hoy tuvieron un mal día, no se preocupen,
mañana pueden tener uno peor.
MIGUEL YAHIR CÁZARES SOLORIO
MYCS


1 comentario:

  1. no maaa! me encanto! por que no le pones titulo? me costo un buen buscar el seguimiento de esta historia, me gusto de cabo a rabo, en serio, gracias por dejarme leerte migue tqm (si, suena raro, es de amigos, superalo)

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