sábado, 31 de mayo de 2014

Un café a las 3 de la tarde

junto una tasa de café comencé a escribir mis sueños en una servilleta, me enfoqué eb un plazo corto, simplemente me enfoqué en sobrevivir. en aguantar el mañana sin morir (...)


ese día las pastillas hicieron efecto, no hubo necesidad de nada más, solo un suspiro apagado, solo la sensación de como mi alma se separaba de mi cuerpo y se echaba a nadar al mar como la gota de agua que siempre quise ser.

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