lunes, 10 de noviembre de 2014

de poco en poco

ha pasad tiempo... sí, ha pasado tiempo, mucho tiempo que no escribo nada que en realidad tenga sentido, tiempo en que no he hecho nada que disfrute en sí.

recuerdo a un niño, un regordete y muy miedoso niño queriendo escribir rimas pequeñas, rimas patéticas e inconclusas que solo dejaban un pensamiento al leerse: "aprende a sumar", eso era lo que le decían a ese pequeño, una y otra vez escuchaba ese cantar "aprende a sumar" y pensaba en que tal vez era lo indicado, aprender a sumar, multiplicar, restar, dividir... todas esas herramientas utiles para alguien que no se relacionaría con un arte, un montón de herramientas que solo servirían para encontrar un camino más apegado a la ciencia y, de poco en poco, más alejado de su pasión.

recuerdo a un puberto, una especie de adolescente que no era más que un niño con unos cuantos centimetros más de estatura y un lenguaje más florido... sí, por florido me refiero a la dotación de palabras obscenas que manejaba a una edad relativamente corta... alguien cuya pasión se desataba al momento de crear historias, de inventar cuentos fantásticos donde los acontecimientos más increíbles podían llevarse a cabo en un pequeño segundo; un pequeño joven cuyo arte, no solo se limitaba a la sucesión de palabras para crear una historia, si no también se extendía a la creación de sonidos, la imitación de ruidos a los que el llamaba su música; recuerdo, también, la forma en la que cantaba, o alucinaba al escuchar el solo más sencillo que sonara en un instrumento de percusión. Para mi mala suerte, recuerdo la forma en que le recrminaban: "eso no te va a servir de nada, no podras sacar provecho de esto, ¿cantar, escribir, tocar? eso no te va a hacer bien, mejor aprende matemáticas, fisica, química, computación, eso si te será util" y, de poco en poco, chico se vió más alejado de su pasión.

recuerdo a un joven, galante, distraido, a veces caballeroso, a veces idiota, un típico joven. enamorado, emocionado por lo nuevo, encantado con el sentimiento de amor que de nuevo se creaba en su cabeza, como campanas, como el canto de aquellas sirenas que el mismo se había inventado; un muchacho que había avanzado bastante, pero seguía siendo el mismo niño miedoso, que quería poder escribir sus versos sin interrupciones, sin que nadie le dijera que no; pero también era alguien ligeramente diferente, su gusto por las percusiones había decaído, ahora los instrumentos de sonidos graves acaparaban su fascinación, le habían enseñado todas y cada una delas puertas celestiales y lo habían regresado aquí, a la tierra de los mortales. sin embargo, la historia de ese joven no había cambiado: "felicidades, pero aun te falta mucho, aprende todo lo que puedas de las matemáticas, de la química y la física, conoce, entiende y deja de fantasear con cuentos, rimas y canciones que nada bueno te dejan", decían. y, de poco en poco, el joven desertó de aquella pasión que hace tantos años había abandonado.

hoy, paulatinamente, voy conociendo a un adulto... un adulto muy inmaduro, muy ignorante, muy arrogante incluso, un tipo torpe, de mirada triste y sonrisa engañosa, un sujeto cansado del amor y del desamor, pero aferrado a ellos como un pequeño a su juguete favorito, cansado de la tristeza, pero tan necesitado de ella; un hombre que tardó en retomar el lápiz y el papel, un joven que no se dio cuenta de que tan diferentes eran las cosas, alguien que, de poco en poco, va en búsqueda de sus pasiones, sin descuidar sus quereres que tanto le costaron obtener...

No hay comentarios:

Publicar un comentario