Decían que don Diego tenía un ejército implacable, que
comandaba más de doscientos doce destacamentos, todos formados por pequeños
gnomos desalmados, decían que eran sus títeres, guerreros potentes y malditos
que seguían sus órdenes sin dudar.
Decían que atrás de sus fuerzas estaban dragones dispuestos
a quemar de cabo a rabo a cualquiera que se sublevara, con la capacidad de
influir tanto miedo que todos sus hombres se habían vuelto locos.
Decían que don Diego era el demonio mismo, con sus polvos
mágicos y su bóveda de tesoros.
A mi mamá siempre le dio miedo que se me fuera a acercar; a
mi primo Mario (el mayor) se lo llevó,
le dijo que lo iba a hacer un dragón, que iba a ser el más fuerte de todos…
cuando mi apá supo dijo “pobre escuincle pendejo, ya chingó a su madre”. Lo encontraron
muerto unos meses después, quemado, yo digo que se apendejó y se quemó él
solito sin querer.
Decían que don Diego era el más peligroso de todo el estado.
Yo nunca les creí.
Ayer lo encontraron muerto afuera de su casa, en las
noticias dicen que le dieron 3 plomazos a él y 2 al wey con el que iba. Dijeron
también que en la escena había otro muerto… mi tío Carlos, el papá de Mario.
Mi papá quiere que nos vayamos pronto del pueblo, yo digo
que ya chingamos a nuestra madre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario