domingo, 26 de abril de 2015

-Nunca me gustó como escribes, eres muy superfluo con las palabras, te rebuscabas mucho, eres muy castrante. Solo te leía por mi querer.

decir que aquello no me provocó dolor es como decir que no le quise.

Le quise, con locura, cada palmo de mi ser le quiso. Es probable que haya sido la única ocasión en que he amado e incluso la única en que lo haré.

Por lo menos también sé que me quiso, que llegó un punto en el que ella también lo hizo, tanto, que me leía con gusto, con ojos de deseo y de empatia, con esa necesidad de vincularse a mí de alguna manera, tal vez eso se logró, tal vez sí se creó un vínculo un tanto peculiar, no lo sé y probablemente nunca lo haga, en realidad no me importa mucho, pero me intrigan esas noches tan peculiares en que aparece ese sentimiento.

A ella le gustaba leerme, puede negarlo, no me molesta, no busco reconocimiento, ni aclamación, a veces pienso que ni siquiera busco entendimiento, pero aquella cosa extraña que busco término por encontrarla, en esos momentos en que desesperadamente busca mis letras, esos momentos en que las encuentra, esos momentos en que las disfruta... Esos momentos en que las niega.

-Nome gustaba leerte... Porque me gustabas mucho y porque me dolías más.
*no me gusta como lo terminé*

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