a veces (siempre) me gusta
darme ánimos a mí mismo
en el transcurso de las semanas me puse junto a un espejo. me quedé embobado analizando la imagen que captaron mis ojos, lo grotesco, lo triste, lo abandonado que parecía. zeus, incluso a mí me dio pena aquella estampa. Después, para reconfortarme, me giré hacia el espejo, miré mi reflejo, aproveché para darle orden a mi cabello y seguí mi camino.
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