te encuentras ahí, mirando los arboles danzar, el poco viento que circula en la plaza de rodea y mueve tu corto cabello, te hundes en tu libreta, al tomar el lápiz comienzas a imaginar: Dragones gigantescos que usan llamas para atacar , hombres león con armadura de cuero, monstruoso y bellos lobos grises que se desplazan por colinas nevadas, vampiros sanguinarios con uñas que se asemejan a puñales, mujeres bellas y seductoras con ojos de asesinas, corazones inservibles, penumbrosas cuevas con misterios por desenrollar. comienzas a plasmar un par de ideas, ninguna concreta, solo divagas, para distraer tu mente de lo que pasa aen derredor tuyo, imaginas: una hermosa mujer, con una melena que caía en forma de caireles blancos sobre su hombros, hasta llegar a mitad de su espalda, con una piel del color de la canela con partes enrojecidas por el frío que existía en el lugar, domando a un gran lobo blanco, de aspecto fiero, poderoso, ojos negros, hocico largo, con unas mandíbulas tan potentes y unos dientes amarillentos tan afilados que podrían partir una extremidad humana como si estuviera hecha de mantequilla. ambos danzando juntos, cada quien con una belleza diferente, las curvas de aquella mujer en vaivén, sus extremidades hacían raros círculos y elipses raras en el aire, sus pies se movían a un son imperceptible, el lobo, brincaba de un lado a otro, la fortaleza de sus patas se hacía presente en esa rara danza, el pelaje erizado flotaba en el aire, algunos aullidos salían de vez en cuando de su hocico, su carnoso e inmenso cuerpo se movía con tal gracia que parecía un baile ensayado...
Tu mirada se apaga, una suave tela te rodea los ojos, eso es raro, estas a media placita, qué podría ser... o quien? intentas levantarte, esas manos en tus ojos te retienen y te empujan hacia atrás, un olor familiar, como un perfume, sí, un perfume, una mezcla de naranja y durazno, ataca tu nariz. No, no puede, sería demasiado, no otra vez, intentas levantarte, pero prefieres quedarte como estas, aspirando ese peculiar perfume, que te entrega un sabor directo a placer, a cursilería y a romanticismo. levantas tus manos para tomar las que están sobre tus ojos.
-Quien eres?- preguntas, esperas que la respuesta que tienes en mente sea errónea, pero sabes que es acertada, nadie mas usa ese perfume.
-Adivina- dice una voz suave y juguetona que conoces.
das un tirón y te levantas, sientes como se sueltan las manos que te sujetaban, y al giar para descubrir quien es, te topas con una chica de ojos café claro, demasiado claro, con poblada melena de color negro y rizado, ojos sutilmente maquillados con un tono rosa que se difumina en su color natural y delineados para darle una mirada penetrante y dura. sus mejillas con unas chapas rojas, sus cejas hacen un arco que ayuda a que sus grandes ojos resalten, sus pestañas largas y arqueada, sus labios forman una sublime sonrisa de color rojo, su afiliada cara que termina en una barbilla cuadrada, su nariz recta y con un lunar en esquina inferior izquierda de su labio. Su cuerpo, casi como lo recordabas, un poco más alta, su cabeza queda a la altura de tú nariz, delgada, sus manos pequeñas, sus piernas y brazos largos y delgados. Sonríes, ella rodea la banca y te abraza, besa tú mejilla, de nuevo aspiras ese aroma de "Narazno" que te hace emitir una ligera sonrisa. Se encoge en hombros, suelta los brazos y mira alrededor.
-hola- dice y, en su voz, notas un tono de sorpresa y la intención de contener un millar de carcajadas.
-hola- regresas el saludo, te cubre una inmensa alegría y al mismo tiempo, los nervios te reclaman como suyo.
Te abraza de nuevo, con mucha fuerza, frota su mejilla en tú pecho, no sabes que decir, estás helado, sólo disfrutas el momento, ese momento tan improbable, tan irreal, el tiempo se detiene y el ruido se apaga, sólo los 2 ahí, en medio de la placita. Ella te suelta, acto seguido haces lo mismo, te mira, sonríe y acaricia tú intentó de barba.
-Cabrón, ya rasurate, pinche oso feo- dice entre risas y muestra sus dientes en una plena sonrisa -que grandote- te dice en tono irónico, hubo un momento en el que ella tuvo tu misma estatura, pero había cambiado mucho desde eso. La miras, de pies a cabeza, su pantalones de mezclilla de color gris, una blusa de color amarillo "CHINGAMELAPUPILA", con una frase que dice "los ponis son de maricas, yo quiero un velociraptor", un reloj en su muñeca derecha y unos audifonos azul celeste rodean su cuello, te detienes en su pecho.
-Tú también- dices con una sonrisa y un intentó fallido de tono picarezco. Te da un golpe en tú brazo izquierdo, haces como que te dolió.
-maldito pervertido, deja de verme las bubis, no te gustaría que te estuviera viendo el paquete, o sí?- dice con una sonrisa y una mueca de desenfado. Te ríes, mucho tiempo que no escuchabas ocurrencias así.
-ya pues, no te diré cosas bonitas- dices en un intento de indignación.
-cosas bonitas? No mames miguel, es es acoso sexual- te mira de una manera seria, dejas de lado todo el humor, hablaba en serio esa chica, comienzas a pensar
-¿por que no lo hiciste?-
-¿por qué no lo hiciste tú?- preguntas con el mismo tono de recproche que ella tenía en su voz.
-pues... no sé, sí quería hacerlo-
-¿en serio?- preguntas con cierto disgusto <pinches viejas, todas se pasan de lanza> ella se reincorpora y vuelve la mirada a ti
-este, sí, bueno, no, no lo sé... creo que ya se me olvidaron tus besos- <auch, yo aún hace un tiempo me los saboreé> -bueno, no, es que, no, todavia... ya no se que estoy diciendo- notas el ansia y los nervios en su mirada y comienza a golpear sus talones entre si <está nerviosa> "no me digas" escuchas en tu mente.
acaricias su cabello, tu mano baja desde su frente hasta la punta de su cabello y tu dedo indice se enrrosca en uno de sus risos
-tus risos son violables- ella te mira <dime que eso te distrajo>
-ya lo habías dicho hace mucho- <vaya que había sido hace mucho> ella extiende su mano, la enrosca en tu cabello, lo acaricia, pones una cara de sufrimiento, te sonríe -tu cabello es jalable- tire de tu cabello con cierta saña, tu cara queda frente a la de ella, otra vez. <SI LO VAS A HACER, HAZLO> sientes su respiración en los labios. de nuevo no lo haces, ella tampoco.
-¡AUCH, SABES QUE MI PELO ES SAGRADO!-
-claro, tu pelo es MIOOOO-
-no es cierto- dices con tono serio, suelta tu cabello, se echa para atrás, ella y tú saben que es verdad. sonríe.
-entonces ¿para quien dijiste que van los poemas?- pregunta con esa singular sonrisa tan suya.
-no lo he dicho- comentas con una sonrisa
-entonces ¿para quien son?-
-es una larga historia-
-tengo un rato, si tu no tienes prisa como la ultima vez-
-no, no tengo prisa, oye ¿que haces en el centro?-
-supongo que lo mismo que tú-
-¿escribes para escaparte de todo?- comentas con una sonrisa. ella ríe.
-no, solo, no quería estar en casa de mi abuelita- se encoje en hombros. -entonces ¿la larga historia?- recargas tu cabeza en la banca, ella se recarga en tu hombro, giras tu cabeza para mirarla -que mal que me fui- dice la chica.
-tal vez, tal vez no... perspectiva- dices con una sonrisa. comienzas la historia (...)
-Mike, estas bien pendejo-
-no me digas Mike- comentas ruborizado y no sabes si es por pena o por molestia.
-ay, te encanta que te diga Mike-
-claro que no.- dices al tratar de contener una sonrisa. ella suelta una risotada.
-ay, COSO, ya, no te des topes contra un poste, esta enterrado, no lo moverás a cabezazos-
-tus analogías siempre han sido una mierda ¿sabes?- dices con cierta extrañesa en la voz.
-claro que lo sé, pero siempre tengo razón...-
-igual que yo- interrumpes
-síp, pero yo no soy tan pendeja- <golpe bajo, maldita niña troll> -dejalo pasar, cuando debas dejarlo pasar... pero por ahora, si es mejor para ti, no lo sueltes, no aún- y ella ríe -oh, cierto- recarga su espalda en ti, usa el resto de la banca para apoyar sus largas piernas y toma tú libreta, toma tu lapiz y comienza a trazar delicadas lineas por la hoja... pronto se ve como toma forma un lobo. termina su elegante dibujo
-espero que te gusten aún, proque si no, sería un desperdicio- sonrie, su celular suena -me tengo que ir, guiñes el ojo.
-luego te veré. es lo más probable- ella te besa la mejilla, de nuevo su olor, sonríes, ella también. gira, ves como su cuerpo se balancea de un lado al otro. se detiene en seco, gira hacia ti de nuevo. saca su celular.
-ahora, tú dame tu cel, no estoy dispuesta a que lo pierdas de nuevo- sonríes, que terca es esa mujer.'
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