TE VOLVÍ A ENCONTRAR

a mi niña

-adiós we, luego te veo- dije mientras salía de la casa de mi amigo, al darme la vuelta me tope con ella y su mejor amiga, por un nano segundo me quede helado, no sabía que hacer, ni que decir, el transcurso de sucesos se detuvo para mí, pero caí en cuenta inmediatamente que no podía quedarme así.

-hola- me saludaron al unísono

-¿que onda?- contesté tratando de escucharme seguro.

-¿no estabas en la escuela?- me pregunto ella.

-para allá voy- dije con cierto tono de desenfado -es que me retrasé-

-¿haciendo qué? O ¿qué?- me interrogó

En ese preciso momento empecé a hablarles de un videojuego, tratando de enmascarar lo que en realidad me provocaba estar ahí, con una genérica emoción que me inventé en el momento.

-bueno, me tengo que ir- les dije, me despedí de ellas y emprendí mí camino... Tras haber caminado un par de metros me giré, avance hacia ella y me abalancé sobre su ser.

La abracé, tomé su cintura y la atraje a mí, capté su aroma al instante, ella me rodeo el cuello con sus brazos. su mirada era tan familiar para mí, tan cálida  tan hermosa, tan suya. Choqué mi frente contra la de ella suavemente, pegué mi nariz a la suya, admire sus ojos de nuevo, esos preciosos ojos miel, grandes (como ella) y tenuemente maquillados. Mis manos cambiaron de posición, ahora sujetaban lo mas suave que podía su cara, mi dedo índice y medio tomaron su barbilla y levantaron su cara un par de grados.

La besé, mis labios y los suyos se encontraron como lo habían hecho antes, sus labios eran tan dulces como los recordaba, ella me abrazó con mas fuerza, yo la abracé también. ese increíble beso se apoderó de mí Pero terminó, debía terminar, no sabía si el beso había sido tardado o corto... Pero no me importaba, la había besado de nuevo y eso era lo único que me interesaba.

Al terminar, pude decirle cuanto la amaba, y ella hizo lo mismo. Su amiga se quedo en la casa de mi amigo y ambos, mi amada y yo, pudimos caminar y platicar durante el resto del día...

O eso me hubiera gustado. no me dí vuelta, solo continué mi camino, sin mirar atrás, para evitar el dolor.

MIGUEL YAHIR CÁZARES SOLORIO
MYCS